“Siento que le gané a la guerra”: volvió a Malvinas a cumplir el deseo de la madre de un compañero caído en combate


"Siempre quise volver para cerrar una puerta. Cuando llegué a los 60 pensé que ya no valía la pena. Pero después me motivó la idea de cumplir una promesa que hice. Volví con Nico Faturos, mi hermano de guerra, y con quien hice el servicio militar. En estos días pudimos reconstruir las fotos que tenemos juntos de la guerra en los mismos lugares. Vinimos a buscar las marcas que dejamos acá".

Fabián Volonté pasó 74 días en las Islas Malvinas durante la guerra de 1982. Desde la semana pasada volvió a pisar el mismo suelo y a sentir "el viento helado en la cara". El 11 de junio de aquel año, su amigo y compañero de división murió alcanzado por el estallido de una bomba que arrojó un avión Sea Harrier. Fabián siguió en contacto con su madre, que falleció el año pasado.

El martes, Volonté y otros veteranos de la misma división, pudieron cumplir el deseo de la mujer de estar junto a los restos de su hijo en el cementerio de Darwin. Y este viernes 14, el día de la rendición de las fuerzas argentinas y del final de la guerra, él y sus compañeros estarán en el lugar "del que casi no volvemos".

El relato puede leerse y sentirse en las redes sociales de Fabián. Es el registro de un viaje en el que además lo acompaña su hija Delfina, "que será la que guarde en su memoria todo el testimonio, para poder seguir manteniendo viva la llama de Malvinas", escribió en su muro de Facebook.

"Para ella es muy fuerte todo. Está reviviendo conmigo el sentido que tiene cada uno de los lugares, todo lo que nos pasó, el frío, los descampados, las trincheras. Ella dice que no hubiera podido sobrevivir ni dos días a todo eso. Y que no se puede imaginar cómo hicimos nosotros en la guerra, que estuvimos 74 días", le cuenta Fabián a Clarín desde Puerto Argentino, en uno de los momentos en los que el wifi del hotel le permite tener una charla telefónica.

"Para mí también es fuerte -sigue el relato-. Es pensar en que esto es lo que me pasó, volver a sentirlo. Me permite reflexionar sobre lo que viví y lo que estoy viviendo ahora. Volver a sentir el viento helado, caminar solo por las calles de la isla, recordar dónde hacía las guardias, qué pasó en cada lugar. Vuelven las imágenes de esa época y los recuerdos están intactos".

Volonté también dice que el viaje es "sanador. Todo vuelve a mi memoria, pero con la paz de saber que le gané a la guerra. Estoy acá 42 años después. Y quizá no hubiera estado. Por ejemplo en el lugar donde nos tiraron un misil que nos podría haber matado a todos. Y hasta volví a sacar una foto en la ventana desde la que vi que como lanzaban el misil desde un helicóptero", recuerda, y agrega: "También sirve para cerrar la puerta y no volver más. Listo, se terminó. Cierro una etapa que estaba pendiente, que era volver al lugar del que casi no vuelvo".

Las fotos tienen una historia aparte. Son 20, y forman parte de la muestra permanente del Museo de Flores, donde Volonté tiene un espacio propio. Es su barrio, en donde también está su taller de mecánica y chapa y pintura, bautizado "Del ex Combatiente de Puerto Argentino". Y las imágenes que en las vitrinas acompañan a sus botas y su uniforme, las obtuvo con una cámara Kodak, que también se ve en la muestra. Ahora, Fabián las llevó a las islas y las recreó en los mismo lugares en los que las tomó en 1982.

Este viernes será el turno de ir al Monte Longdon, donde se libró la batalla más importante de la guerra. "En la isla festejan la liberación de nuestro dominio, y para nosotros es el día que se firmó la rendición", cuenta. En la ceremonia, Fabián volverá a encontrarse con soldados ingleses con los que ya compartió varios momentos. "Tuvimos una buena charla de camaradería que duró unas cuatro horas. Compartimos fotos, hablamos de nuestras familias. Fue una charla de veteranos. Todos le ganamos a la guerra porque sobrevivimos. Ellos piensan como nosotros: cada uno cumplió con su misión. Ahora queda recordar: nos cruzamos en el camino como nos cruzamos en el combate".

De las charlas con los ingleses surgieron revelaciones inéditas. "Nos contaron cosas del combate que no se sabían. Ellos creían que iban a perder esa batalla porque se habían quedado sin municiones. Dijeron que si resistíamos un día más se terminaba la guerra para ellos", narra, y agrega: "También recordaron que sufrieron el frío, que sus borcegos eran peores que nuestras botas, que muchos tenían 19 años, como nosotros, pero la diferencia era que estaban más instruidos y eran profesionales".

Del intercambio también surgió que la postguerra fue igual de traumática para unos y para otros. "Contaron, por ejemplo, que muchos dejaron la Fuerza; uno se hizo policía, otro carpintero. Y también tuvieron la misma cantidad veteranos que se suicidaron que nosotros. Como acá, el Estado no les da mucha bola. Tampoco los reconocen económicamente. Pero bueno, ellos eran profesionales y nosotros civiles. Les pagaron por venir acá".

Volonté, en su rol de veterano, viene reclamando por varias de estas reivindicaciones y mayor presencia del Estado. Dice que a los soldados ingleses también los abandonaron en la parte psicológica y en los cuidados físicos. Y que los que volvieron heridos "tampoco la pasaron bien".

Los ingleses que estarán este viernes en el Monte Longdon fueron invitados por el Estado británico como parte de los actos que conmemoran el final de la guerra. Fabián y los otros argentinos que viajaron desde Buenos Aires tuvieron que pagarse los gastos.

"Por momentos siento que está todo casi igual que en el 82", dice el ex combatiente, y reflexiona: "En una semana revivimos un montón de cosas, pero desde otro lugar, y pudimos reconstruir lo que nos pasó hace 42 años".

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