En los últimos años, el Parque Nacional Los Alerces perdió una superficie similar a las 3/4 partes de la capital federal debido a fuegos que se creen intencionales. Son unas 9.500 canchas de fútbol, según calculan ambientalistas de Chubut. Las autoridades han contabilizado más de 40 focos disparados posiblemente adrede.
No se trata ni de rayos ni de impericias humanas como colillas encendidas o fogones mal apagados. Una técnica que se repite es la de la vela cubierta por una “carpita de papel”. De ese modo, la llama se expande sin que la brisa o los vientos consigan apagarla. Este domingo, el gobernador de Chubut, Ignacio Torres, decía contar con pruebas de este tipo. Para el mandatario no quedaban dudas de que el fuego que acecha ahora a uno de los sitios más exuberantes y bellos del país había sido causado a propósito.
Cabe preguntarse a quién podría beneficiar un incendio descontrolado como este. No está claro a quién beneficia, pero sí a quién perjudica: a la naturaleza, sin dudas, a los pobladores, al turismo en plena temporada y a la política porque tanto el Gobierno Provincial como el Estado Nacional, a través de sus mecanismos de lucha contra el fuego, quedan sometidos a la presión natural de tener que detener el drama ambiental.
En un rincón perdido de la agenda de la coyuntura se comentaba que en la Patagonia estaba haciendo calor por encima de la media histórica. También se rezaba para que no se desatara un incendio ahora, cuando muchos empleados contratados de Parques Nacionales podrían quedar sin funciones debido al ímpetu reformista que viene con el nuevo gobierno y su machacada ley ómnibus. Calor y falta de interés político, dos elementos indiscutidos. Sobre esas verdades, las llamas y el humo volvieron a la Cordillera.
El gobernador Torres, entonces, introdujo un elemento que no era tenido en cuenta: la RAM (Resistencia Ancestral Mapuche) como posible ejecutora del fuego. No se oía hablar de la organización delictual liderada por Facundo Jones Huala desde octubre de 2022, mes en que se produjo el desalojo de la toma de propiedades de Villa Mascardi, en Bariloche.
Tres meses después, la caída en enero de 2023, del líder activista vestido de mujer en un quincho de El Bolsón, parecía haber decretado el fin de la RAM. Sin tomas de tierra y sin referente, el resto de los integrantes se diseminaba: con varios de ellos detenidos y otros tantos prófugos, el clan Huala ingresaba finalmente en una instancia de disolución. Pero una ocupación, olvidada 400 kilómetros más al Sur, se mantenía latente y ajena, fuera del alcance del debate mediático.
Torres utilizó a la RAM como una figura. Pretendió explicar que quienes participan de una toma en Los Alerces desde el año 2020 encajan en el universo de los llamados pseudo mapuches, que buscan hacerse de tierras sin tener vínculo ancestral alguno con los lugares ocupados. Hay que volver a aclararlo lo siguiente: a lo largo de toda la Patagonia existen armoniosas relaciones entre los gobiernos provinciales y los descendientes de los pueblos originarios. No hay animosidad ni conflicto entre partes. El gobierno de Chubut, por ejemplo, acaba de “repatriar” a su territorio el poncho del cacique Inacayal que se encontraba en el Museo de Ciencias de La Plata.
Cuando dijo que hay delincuentes provocando incendios en los Alerces, Torres apuntó a la toma de El Maitenal, dentro del Parque Nacional, que comenzó en 2020 y es liderada por Cruz Cárdenas, un ex empleado de Parques Nacionales, que fue brigadista y tiene conocimientos de manejo del fuego. “Esto es una réplica de lo que pasa en Villa Mascardi. Si no lo paran, puede terminar igual o peor ”, dijeron desde el Sindicato de Guardaparques Nacionales a Clarin cuando comenzó la toma en Los Alerces. Cárdenas y los suyos acababan de tomar tierras y una propiedad destinada a vivienda de guardaparques; habían quemado tranqueras y derribado alambrados adjudicándose “el derecho ancestral de esas tierras”. Como corolario, habían difundido por redes sociales un duro comunicado que finalizaba con la frase: “No pasarán”.
Desde que Cárdenas y su clan, la Lof Pailako, se mantienen en la zona, se contabilizaron varios focos intencionales en zonas de difícil acceso. La gran mayoría fueron denunciados con elementos contundentes. Mientras el Parque Nacional Los Alerces estuvo gestionado por funcionarios afines al kirchnerismo, cada vez que se exigió el desalojo de la agrupación, la medida no prosperó. El fin del Gobierno de Alberto Fernández hizo caer la esfera de protección política.
Cárdenas ya acumula varias imputaciones por incendios y este lunes, el gobernador se hizo presente con pruebas en el Juzgado federal de Guido Otranto para pedirle que lo vuelva a imputar, ahora por las llamas que crecen en el Sur. La provincia, entonces, se constituyó como querellante. "No se puede hacer más al boludo", dijeron desde el gobierno local en referencia al magistrado. No solo los vientos climâticos son otros en la Patagonia. También han cambiado los vientos políticos.
INFOALLEN – noticias@infoallen.com.ar
Tags
NACIONALES