EL IRRESISTIBLE ATRACTIVO DE PUBLICAR NOTICIAS FALSAS

Conseguir muchos me gusta y comentarios «nos proporciona una recompensa social inmediata».

En otras palabras, hace que nos sintamos bien. Algunos estudios han determinado que publicar en redes sociales aumenta la autoestima, pero de forma temporal, duran muy poco sus efectos, por lo que es necesario vivir publicando.

Entre el incesante aluvión de noticias sobre el aumento de casos de COVID-19, las órdenes de cuarentena y la escasez de suministros médicos en Twitter, también han aparecido noticias positivas.

Las noticias sobre animales salvajes, en países muy afectados por el nuevo coronavirus han sido retuiteadas cientos de miles de veces. Se han hecho virales en Instagram y Tik Tok. Han llegado a los titulares. La gente decía que, si la pandemia tenía un lado positivo, era este: los animales están recuperándose, correteando libres en un mundo sin humanos.

Pero no era real

Los cisnes de las publicaciones virales aparecen con regularidad en los canales de Burano, un islote en el área metropolitana de Venecia, donde se sacaron las fotos.

Los delfines «venecianos» se grabaron en un puerto de Cerdeña, a cientos de kilómetros de distancia.

Nadie ha averiguado de dónde han salido las fotos de los elefantes borrachos, pero una noticia publicada en un medio chino ha desmentido esta publicación viral: aunque los elefantes sí pasaron hace poco por un pueblo de la provincia china de Yunnan, su presencia no es insólita, no son los elefantes de las fotos virales y ni se emborracharon ni se quedaron dormidos en una plantación de té.

El fenómeno pone de manifiesto lo rápido que pueden propagarse los rumores llamativos y demasiado buenos para ser ciertos en épocas de crisis.

La gente se ve empujada a compartir publicaciones que le parecen emotivas. Cuando nos sentimos estresados, las imágenes alegres de animales, por ejemplo, pueden ser un bálsamo irresistible. Una investigación de 2016, demuestra que la propagación de los fenómenos sociales es tan intensa, que puede seguir los mismos modelos que el contagio de las epidemias.

El atractivo de publicar, publicar y publicar

Paulo Ordoveza es desarrollador web y experto en verificación de imágenes y dirige @picpedant, la cuenta de Twitter en la que desmiente fotografías virales falsas y denuncia a los falsificadores. Ha visto de primera mano la «avaricia de la viralidad», que puede impulsar a alguien a difundir desinformación.

Es «una sobredosis de la euforia que da ver cómo aumentan a miles esos me gusta y retuits», explica. En otras palabras, hace que nos sintamos bien, sin importar si lo que se publica es falso o no. Algunos estudios han determinado que publicar en redes sociales aumenta la autoestima, pero de forma temporal, duran muy poco sus efectos, por lo que es necesario volver a publicar.

El perjuicio de las 'falsas esperanzas'

La necesidad de recurrir a cosas que hacen que nos sintamos bien, puede verse exacerbada ahora en momentos en que intentamos lidiar con una pandemia, el colapso económico y el aislamiento repentino.

En los momentos en los que nos sentimos solos, resulta tentador aferrarse a esa sensación, sobre todo si subes algo que da esperanza a mucha gente. La idea de que los animales y la naturaleza puedan prosperar durante esta crisis «podría darnos una sensación de significado y propósito, de que estamos viviendo esto por una razón», afirma Ordoveza.

Los expertos dicen que una noticia falsa alegre, sobre los delfines en un canal puede no resultar problemática, relativamente, sí puede resultar perjudicial difundir falsas esperanzas en tiempos de crisis.

Estas historias falsas que aportan una sensación de bienestar, pueden hacer que la gente sienta más desconfianza en una época en la que todos se sienten vulnerables.

Descubrir que una buena noticia no es real, puede ser más desmoralizador que no tener ninguna buena noticia.

PUBLICADO EL: 15-04-2020
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