Los
proyectos de infraestructura urbana suman $ 2303,4 millones y benefician a
32.347 hogares; en el norte y en la Patagonia recibirán más fondos.
Es
el más silencioso de todos los lugares del Estado que ejecutan obra pública.
Eclipsado por las funciones políticas, el Ministerio del Interior es uno de los
principales constructores del Gobierno. Tanto que este diciembre le preparó al
presidente Mauricio Macri una obra por día para que elija cuál quiere
inaugurar.
El
raid del corte de cintas depende de la Subsecretaría de Hábitat, una
repartición que se encarga de la llamada infraestructura urbana y que comprende
agua potable y cloacas bajo la superficie, asfalto, cordón cuneta, espacios
verdes, iluminación y, en muchos casos, cambios de letrinas por baños en
viviendas.
Según
un relevamiento que hizo el ministerio que conduce Rogelio Frigerio , la
Argentina tiene 6300 áreas con déficit estructural de infraestructura, donde se
ubican 3,8 millones de viviendas de un total de alrededor de 12 millones, que
es el total que existen en el país. "Uno de los desafíos del presidente
Macri es transformar las más de 6000 comunidades vulnerables de la Argentina en
espacios de oportunidad", dijo Frigerio.
El
programa se ocupa de aquella infraestructura urbana que alguna vez fue tarea de
municipios. Pero el federalismo cedió terreno en las últimas décadas y ahora
aquellas obras suelen requerir fondos nacionales.
La
lista de inauguraciones previstas para diciembre suma obras que implicaron $
2303,4 millones para beneficiar a 32.347 hogares. De aquella cifra, 820
millones corresponden al NOA y al NEA. La segunda región entre las que tienen
más obras para inaugurar este fin de año es la Patagonia, con proyectos que
sumaron en total 798 millones de pesos, seguida por Buenos Aires, con 530
millones. La lista la cierra la región Centro Cuyo, con $ 153,7 millones.
Hay
una particularidad: de los 992 millones de pesos que se destinaron al sur,
Neuquén fue la provincia más beneficiada, con una ejecución de obras por $ 704
millones.
El
equipo de Frigerio está obsesionado desde que asumió con la falta de
planificación en la localización de barrios. El ejemplo que ponen es el de la
vivienda social. Muestran casos en los que la localización de los barrios está
alejada de las ciudades, y entonces dotar de servicios esas localizaciones
suele requerir más inversión que las casas. Y, lo que es peor, se entregaron
miles de viviendas que no tenían conexión a los servicios básicos.
"Para
generar espacios de oportunidad, la presencia del Estado es fundamental. Un
Estado que define una estrategia de desarrollo urbano y que entienda que esta
tiene que venir de la mano del desarrollo económico. En la Argentina, producto
de esa falta de planificación, grandes manchas urbanas se expandieron y
afectaron la vida de todos los días de nuestros habitantes, con costos
altísimos en términos de transporte y de tiempo, que es lo más importante; con
costos enormes en términos de poder llevarles a esos ciudadanos los servicios
básicos: el agua potable, la red de cloacas, la red de gas", repite el
ministro. En su área, según datos del Ministerio de Hacienda, ya se ejecutó el
90% del presupuesto del año. Bien vale comparar el dato con el del año pasado.
Si se mira el informe de la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP), a fines
de octubre pasado la cartera había gastado 81,2 pesos de cada 100 que tenía
presupuestados; un año antes el gasto hasta ese momento del calendario ascendía
a 56,9 pesos de cada cien.
"De
esas 6300 áreas, la mayoría de las necesidades están en el norte, en las
provincias que comprende el Plan Belgrano. De hecho, el 70% de los recursos se
destinan a esa zona", dice Marina Klemensiewicz, subsecretaria de Hábitat,
funcionaria que tiene a su cargo el plan. Según sus previsiones, se necesitan
dos décadas de inversión planificada para revertir la profundidad del déficit.
"Dentro
del déficit habitacional, hay dos tipos. Por un lado, el cuantitativo, que es
la necesidad de una nueva vivienda, ya que hay una situación de hacinamiento.
Por el otro, el déficit cualitativo, que se refiere a una casa que tiene
título, paga sus impuestos, pero está en un lugar con una enorme falta de
servicios básicos en su entorno. El cualitativo se da prácticamente en un 80%
en los sectores de menores ingresos, y para revertirlo está el Plan Hábitat. En
el cuantitativo, hay también sectores medios y medios bajos. Tienen servicios y
títulos, pero necesitan una vivienda más. Para ellos está el Procrear",
dice Klemensiewicz.
Justamente
esta disparidad de servicios que tienen gran parte de las ciudades argentinas
en materia de servicios bien podría tratarse de una desigualdad, en este caso,
urbana. "Otro de los desafíos importantes es la integración de la
población con ciudades de una gran mixtura social. Hay que entender también que
gran parte del deterioro social, pero sobre todo del crecimiento del
narcotráfico y del crecimiento de todo el crimen organizado, viene de la mano
de la desatención del Estado de muchos años en los problemas del hábitat",
finaliza Frigerio.
El
Ministerio del Interior además maneja otro plan clave para el interés de Macri:
el Plan del Agua. Dentro de ese programa está el presupuesto para expandir la
red de agua potable y cloacas.
De
acuerdo con los datos de la ASAP, la empresa AySA recibió en los primeros 10
meses del año $ 11.236 millones para gastos de capital, frente a 7428 millones
del año pasado. Dicho de otra forma, las transferencias para extensión de redes
y plantas crecieron 51,3% de un año a otro.
Ahí
está una de las apuestas que Macri delegó en Frigerio, el ministro político que
le entregó una obra por día para que el Presidente elija dónde cortar una
cinta.
PUBLICADO EL 18-12-2017