Un
pastor de una iglesia evangélica de Allen comenzó a ser juzgado hoy en los
Tribunales de General Roca por dos denuncias de abuso sexual simple que pesan
en su contra. Dos jóvenes que eran menores de edad cuando el religioso estaba
al frente de una congregación, son las víctimas. El caso se suma a la condena monetaria que días atrás recibió por un abuso sexual Sebastián Chiste, esposo de la Directora General de Cultura y Deportes de la Municipalidad de Allen, Nancy Sierro.
El
acusado de los delitos sexuales es Raúl Sosa, esposo de la Directora General de
Coordinación Social de la Secretaría de Desarrollo Social, Marcela Herrera.
Al
momento de los hechos, el hombre se desempeñaba como pastor en la iglesia “70.7
Mara Nata”. Las dos denuncias se basan en hechos que presuntamente ocurrieron
en el año 2013, cuando las víctimas tenían 13 y 15 años de edad.
En
ambas denuncias Sosa fue acusado de efectuar tocamientos hacia las adolescentes
en sus partes íntimas.
Según
se desprendió de la audiencia de control de acusación, en diferentes ocasiones,
el pastor habría aprovechado el momento del saludo cuando concluían las
reuniones religiosas o dentro de su camioneta, para cometer los abusos.
Sosa
fue defendido por el abogado allense, Guillermo Oviedo, quien pidió el
sobreseimiento por insubsistencia de la acción penal, algo que finalmente fue
denegado por la jueza María García Balduini.
También
en la audiencia de control de acusación la magistrada resolvió que los hechos
imputados sean calificados como “abuso sexual simple por haber sido cometido
por un ministro de culto religioso, en número reiterado de veces, todos en
concurso real, cometidos en perjuicio de las menores”. La Fiscalía pidió una
pena mayor a los tres años de prisión.
Como
religioso, Sosa, tejió estrechos lazos con el municipio – por caso – en la
realización de cursos de prevención de adicciones.
El
año pasado la intendenta, Sabina Costa, destacó su “compromiso social”.
Otro
religioso involucrado en un caso de abuso
En
noviembre de este año, el sacerdote católico Juan José Urrutia fue condenado a
la pena de ocho años de prisión por el delito de “abuso sexual con acceso
carnal por aprovechamiento de la inmadurez sexual de la víctima y agravada por
su condición de ministro de un culto religioso reconocido”.
El
caso ocurrió en 2010, en una habitación de la casa parroquial Santa Catalina.
Urrutia, de 47 años, “en su condición de presbítero, confesor y asesor
espiritual” del niño víctima, valiéndose de la presencia autorizada del menor
en el lugar, abusó sexualmente de él luego de haberle convidado cerveza.
Urrutia
está libre porque la sentencia aún no está firme. La otra parte no solicitó la
prisión preventiva y el Tribunal dispuso medidas restrictivas de la libertad
del imputado “bajo apercibimiento de ordenar su detención en caso de
incumplimiento”.
El
obispo Marcelo Cuenca fue notificado y según informó por escrito el religioso
“ya había sido “suspendido del ejercicio ministerial público en la Diócesis” en
virtud de una sanción canónica derivada de otro hecho “por la realización de
actos impúdicos consentidos”. (Río Negro)
PUBLICADO EL 12-12-2017