Provenientes
de Bariloche, Facundo Jones Huala, su hermano y otros dos jóvenes desembarcaron
en Villa La Angostura en 2009, cuando el desalojo de la comunidad Paisil
Antriao era inminente y estaba en plena resistencia. La comunidad local había
pedido ayuda a otras de la zona.
Al
principio, los Paisil Antriao y su lonko, Ernesto Antriao, agradecieron el
apoyo y los acobijaron. Pero aseguran que cuando el nivel de violencia creció y
vieron que la intención era traer más gente de Bariloche para ocupar tierras,
la comunidad y la Confederación Mapuche Neuquina tomaron distancia.
El
grupo firmaba por momentos como “Resistencia Ancestral Mapuche de comunidades
autónomas y conflicto”, más adelante también lo haría como Comunidad Paisil
Autónoma, una denominación con la que buscaron diferenciarse de la otra
comunidad vigente.
El
atentado que nadie creyó
Entre
el abanico de hechos, la autodenominada RAM se adjudicó el incendio de la
Municipalidad a mediados del 2009. Sin embargo, curiosamente, ni en aquel
momento ni ahora las autoridades y la Justicia creyeron que habían sido ellos.
“Hubo
varios incendios que se adjudicaron. Jones Huala estuvo en la toma de una
hostería en construcción, pero del incendio de la Municipalidad no manejamos
información de que hubieran sido ellos. Cuando hicimos la pericia de Bomberos y
la aseguradora surgió que el incendio había sido provocado por un
cortocircuito”, recordó a “Río Negro” David Tressens Ripoll, ex secretario de
Seguridad del Municipio en aquella época.
Consultado
sobre si hubo temor ante la escalada de violencia, Tressens apuntó que “temor
no teníamos, sabíamos que era gente que venía de otros lugares para usurpar.
Pero era solamente un grupo que se aprovechaba del concepto de comunidad
abierta que tenía la comunidad Paisil Antriao, en verdad nunca fue considerado
como un movimiento importante...”
Recuerdos
de un testigo
Juan
Ramón Castillo vivía con su familia en una de las tres precarias casas que la
justicia desalojó en el lote del norteamericano William Fisher, a fines del
2009. Oriundo de San Martín, llegó a la localidad hace 15 años y desde hace 12
es miembro de la comunidad Paisil Antriao. Recuerda con lujo de detalles cómo
se sucedieron los acontecimientos de aquella época.
“Jones
Huala llegó en un momento cuando estábamos en lo de Fisher y se corría el rumor
del desalojo. Algunos miembros de la comunidad de Bariloche acudieron para
ayudarnos a resguardar el lugar, era una familia de Bariloche que venía a
ayudarnos. Así llegan ellos a la comunidad, los dos Jones Huala”, relata.
Castillo
asegura que principalmente los Jones Huala los asesoraban: “nos decían que no
tuviéramos miedo, que había que estar preparados y enfrentar las fuerzas
especiales. Prepararnos con bombas molotov, gomeras de revoleo. Demostraban una
actitud muy violenta, su manera de ser. Armaban una molotov y decía que había
que tirársela a los cuerpos de los policías, como queriendo que se prendieran
fuego”.
Cuenta
que el pequeño grupo de jóvenes no dormía a la noche, sino que se dedicaba a
recorrer la montaña y dormía en el día.
“Nos
llamaba la atención porque Facundo caminaba toda la noche descalzo y se
encargaba de asustar al casero de Fisher. Iba a pata por el monte. Era un tipo
muy raro, hablabas con él y era muy buena persona, pero a la hora de enfrentar
no le importaba derramar sangre”, agrega.
El
quiebre con la comunidad Paisil Antriao comienza con la escalada de violencia y
cuando traen gente de Bariloche para instalarse en parte de las tierras en
conflicto. En ese momento, relata Castillo, “la comunidad empezó a desconfiar”.
Según
el vecino, el grupo de Huala armó casitas precarias en el terreno de una
familia antigua pobladora de la localidad, en una cortada que solían utilizar
todos, y “amedrentaban a la gente de la comunidad”.
“Empezaron
a hacer violencia hacia adentro, quemaron la casa de una familia de la
comunidad y quisieron culpar a la misma comunidad, estaban generando un
conflicto, querían separarnos y acarrear para su rebaño”, sostiene Castillo.
En
comunicados de esa época, el grupo manifestaba sus diferencias con la
dirigencia mapuche local como con la Confederación Mapuche Neuquina, a quienes
señaló como “traidores” y funcionales al “Estado represor”.
Vía
libre a la policía
El
hombre recuerda que en un Trabún (reunión o encuentro de la comunidad mapuche)
se tomó la decisión de sacarlos.
“El
lonko habló con el comisario y se le dijo que la comunidad dejaba el camino
libre para sacarlos, que la comunidad no iba a defender a los Huala si la policía
los iba a detener”.
En
declaraciones, el mismo lonko había salido a cuestionar y desvincularse del
violento grupo.
En
ese contexto, un día Jones Huala fue detenido cuando intentaba amenazar al
casero del lote de Fisher.
“Empezó
a tener miedo porque la policía se le estaba viniendo encima. El lonko le dijo,
‘se van por las buenas o por las malas’. Le dijo a la madre de Jones Huala, ‘te
lo vas a tener que llevar porque la policía te lo va a terminar matando’. Y se
fueron”, detalla Castillo.
Luego
las visitas de Jones Huala fueron esporádicas, cada 15 días. “Ellos tenían y
tienen amigos dentro de la comunidad”, asegura Castillo. Y apunta que hace
poco, uno de los involucrados en la toma de las tierras en el lago Mascardi
estuvo en la comunidad buscando yuyos para remedios. “Pero la misma comunidad
los echó, no son personas gratas”, sentenció.
Amandina
Gutiérrez, ex inan lonko de la Comunidad Paisil Antriao, fue testigo de algunos
enfrentamientos en los que participó Jones Huala. Cuando fue detenido en Chile
en 2013, en aquella oportunidad la inan lonko contó: “Nosotros no tenemos
vinculación, ellos se denominan autónomos, son mapuches rurales, no tienen
territorio. Estuvieron acá pero la comunidad los rechazó por la forma de lucha
que tienen. No responden a ninguna organización, ellos actúan por sí mismos,
por eso se llaman independientes”.
Respecto
de Facundo, recordó que había participado encapuchado en algunos de los
enfrentamientos y que “estaba arengando todo el tiempo, tenía una forma de
hablar muy soberbia e incluso nos amenazó y no tuvimos más contacto”, agregó la
mujer.
La
familia que se mudó después de la molotov
Eran
las 4 de la mañana del domingo 16 de enero de 2011 cuando el matrimonio, que
intentaba dormir a su pequeño bebé, escuchó gritos en el patio y vio cómo un
grupo de jóvenes (entre 4 y 5 personas) arrojaban artefactos incendiarios y
piedras a su casa. Gritaban frases en mapudungun y tiraron dos objetos tipo
bombas molotov, de los cuales uno prendió una tabla. El hombre llegó a apagar
el fuego y el incidente no pasó a mayores. El incendio fue en una vivienda
ubicada en la calle Traful, en el barrio Epulafquen, al pie de las tierras que
durante meses fueron escenario de enfrentamientos. En aquella oportunidad la RAM
también se adjudicó el hecho, pero aclaró que el acto sólo había sido contra la
propiedad, “no contra la vida de personas”. Sin embargo, la hipótesis de la
justicia, que oficialmente nadie quiso reconocer, es que el grupo había querido
atentar contra una funcionaria de la secretaria penal que vivía al lado en una
casa similar y que tenía un auto muy parecido. Luego, esa familia decidió irse
de Villa La Angostura.
Buscan
un espacio más grande para el juicio de extradición
Hasta
que la Cámara Federal de Roca no resuelva la recusación del juez Gustavo
Villanueva no podrá avanzar el juicio de extradición de Facundo Jones Huala. La
Justicia de Chile lo reclama para ser juzgado por el incendio de la vivienda
del cuidador de un campo en 2013, hecho por el que los demás imputados fueron
sobreseídos. Jones Huala no pudo ser juzgado porque en 2014, en libertad
condicional, huyó (ahora se sabe) a Bariloche. Había sido detenido en
Chushamen, Chubut, el año pasado pero el juez federal de Esquel, Guido Otranto,
declaró nula la detención y archivó el caso.
Fue
otra vez detenido en el paraje Río Villegas en junio de este año y permanece en
la prisión de Esquel. Como es jurisdicción de la Justicia Federal de Bariloche,
interviene el juez Villanueva (titular en Neuquén, subrogante aquí). La nueva
abogada de Jones Huala, Sonia Ivanoff, recusó a Villanueva, que rechazó el
recurso. Fue apelado a la Cámara de Roca.
La
sala de audiencias de Bariloche es muy pequeña y hay gestiones para conseguir
un espacio amplio como para garantizar la presencia de público. A Jones Huala
lo acusan del incendio de una vivienda ocupada (en Chile se pena hasta con
reclusión perpetua) y de tenencia de armas y municiones, además de la violación
de la ley de extranjería, un delito que no existe en nuestro país. (Río Negro)
PUBLICADO EL 17-12-2017