El chef italiano Pasquale Cozzolino creó un método
que es un boom en Estados Unidos.
“Los napolitanos tenemos con la Argentina una
historia de amor increíble por el fútbol, por eso me da vergüenza no haber ido.
Me invitaron como jurado de la maratón de la pizza, tengo que ir”, dice por
teléfono desde su pizzería de Nueva York Pasquale Cozzolino. Este pizzero
italiano se convirtió en tiempo récord en una celebridad en los Estados Unidos
gracias al método con el que adelgazó. "Bajé 50 kilos en poco más de un
año comiendo pizza todos los días", asegura Cozzolino.
Su experiencia la volcó en un libro, que editó
Penguin Random House, una de las editoriales más grandes del mundo. Por ahora
está disponible sólo en EE.UU. (y en plataformas online), pero Cozzolino
evangeliza desde su página web y en todos los medios que lo entrevistan sobre
cómo la pizza puede ayudar a una alimentación saludable.
El libro lo publicó en mayo y ya lleva vendidas
65.000 copias. En los últimos meses, su cuenta de Instagram pasó de 200
followers a 50.000. Y a sus dos restaurantes de Nueva York cada vez llegan más
clientes pidiendo comer la “pizza del milagro”. “Los americanos se volvieron
locos. Para ellos, la pizza es una comida chatarra. Para nosotros, los
italianos, no”, aclara.
El cocinero, de 39 años y casi dos metros de
altura, cuenta que siempre fue flaco. Pero hace seis años, cumpliendo un sueño
de toda su vida y empujado por la situación económica de su país, se fue a
“hacer la América”. Le fue bien en los negocios, mal en la salud.
“Empecé a comer comida estadounidense:
hamburguesas, papas fritas, gaseosas. Y tu estómago, cuanto más le das, más se
dilata. Cuando llegue a los 175 kilos, el médico me dijo que me iba a dar un
infarto. Me dio miedo. Cuando volví a Nápoles, busqué a un nutricionista que
trabaja con equipos de fútbol para que me diera una base científica. Y armé mi
dieta con lo que yo comía antes. No lo hice como una dieta para todos, sino
sólo para mí”, relata.
El plan que armó con el médico es muy simple: todos
los mediodías desayuna una taza de cereal integral con leche descremada y fruta
fresca, a media mañana se come una manzana, almuerza una pizza y, a la noche,
cena basada en la comida mediterránea. Esto es, carnes magras, mucho pescado,
vegetales, legumbres, aceite de oliva. Las gaseosas, absolutamente prohibidas.
Pero un buen vino tinto sí está permitido. “Un vaso tiene 80 calorías. Lo
divides en dos medios vasos, uno al mediodía y otro a la noche”, recomienda.
¿Es posible comerse una pizza sin cerveza? “Bueno, la cerveza no es tan mala
tampoco. Puedes tomar sólo unos sorbos, eso sí”, concede. Y, remarca, todo esto
acompañado por la actividad física.
La clave, asegura Cozzolino, está en la receta de
la pizza. Que no es ningún invento suyo, sino lo que vienen haciendo los
cocineros napolitanos desde hace 350 años. “Lleva harina, levadura, agua y sal.
No se le agrega ni azúcar ni ninguna materia grasa. Se pone más agua, para que
lleve menos harina. Y el secreto es hacerla levar mucho, yo la hago levar hasta
72 horas. Tú también lo puedes hacer en tu casa, la pones a levar 24 horas en
heladera. La divides en porciones, la freezas y cuando la vas a comer la sacas
la noche anterior”, explica.
Respecto de la cubierta, es simple: tomate, fresco
o de lata, roto con las manos y condimentado sólo con un poco de sal marina. Y
mozzarella fresca de muy buena calidad, también sin grasa agregada. La pizza se
estira bien finita y queda del tamaño de un plato grande. Se come completa y,
asegura, tiene sólo 570 calorías. Se le pueden sumar otros ingredientes light,
como pescado, pollo o verduras.
La pizza, sugiere Cozzolino, debe consumirse al
mediodía. “Se necesitan 12 horas para digerir los carbohidratos complejos por
la energía que te dan de largo término. Verás que te sientes lleno todo el día.
Y cuando te levantas a la mañana, ¡nada más estimulante saber que te espera una
pizza de almuerzo!”, enfatiza.
Así, con tranquilidad, a lo largo de más de un año,
el cocinero bajó 50 kilos. Un día, una periodista del New York Post fue a hacer
una crítica sobre su restaurante. Como lo conocía “gordo”, le preguntó qué le
había pasado. Pasquale le contó, y el foco de la nota cambió de inmediato: fue
el hombre que bajó de peso comiendo pizza. El artículo se viralizó, Cozzolino
empezó a aparecer en los programas de TV, y la editorial lo contactó para
transformar su experiencia en un libro. “Antes de editarlo, probaron la dieta
con 100 personas. Y funcionó con las 100”, afirma el cocinero, que promete
revolucionar el mundo de las dietas con una de las comidas más ricas y
populares que existen.
Marcela Leal es directora de la carrera de
Nutrición de la Universidad Maimónides. Si bien no había leído de la “pizza
diet”, reconoce que tiene sus fundamentos. “La pizza como la comen en Italia,
bien finita, sólo con harina, levadura y sal, y una cobertura con poca grasa
acompañada de una dieta mediterránea, puede ser aceptada en un marco de un plan
de alimentación saludable”, explica. Para la experta, el aporte de la dieta
mediterránea es fundamental, ya que están demostrados su beneficios: el omega 3
del pescado, los polisacáridos de las legumbres, las vitaminas y minerales de
frutas y verduras. Pero, advierte, “hay que sumarle actividad física” a
cualquier plan para bajar de peso.
PUBLICADO EL
08-08-2017
POR
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