La Iglesia Católica no permite comulgar con hostias
que no contengan gluten. Así lo recordó este fin de semana el Vaticano en una
circular enviada a los obispos por encargo del papa Francisco.
Si bien no es nuevo, este último documento exhorta
“a vigilar sobre la calidad del pan y del vino destinados a la Eucaristía y,
por tanto, a aquellos que los preparan” y sugiere una serie de indicaciones
prácticas. “Las hostias que no contengan gluten no son válidas para la
Eucaristía”, señala el escrito enviado por la Congregación para el Culto Divino
y la Disciplina de los Sacramentos.
La circular no contempla una excepción para los celíacos,
a quienes la más mínima cantidad de gluten provoca una reacción de su sistema
inmunitario por lo que deben seguir una dieta estricta sin harinas de trigo,
avena, cebada y centeno (TACC) durante toda su vida.
El pan, ordena el Vaticano, tiene que ser ácimo
(sin levadura) y sobre la base de pura harina de trigo. Según el Vaticano, en
casos excepcionales pueden ofrecerse hostias con menos gluten, pero siempre
conteniendo la suficiente cantidad como para elaborar el pan sin aditivos y
“recurrir a procedimientos que le quiten al pan su carácter natural”.
Mariana Holgado, secretaria de de la Asociación
Celíaca Argentina, explicó que desde la agrupación están de acuerdo con la
disposición de la Iglesia Católica. “Nuestro consejo desde la Asociación es que
comulguen con la especie del vino. Nosotros no promovemos las hostias libres de
gluten. Los celíacos deben avisar a la parroquia para que tomen las medidas
necesarias”, afirmó Holgado.
La visión es similar desde ACELA, otra agrupación
que reúne pacientes con enfermedad celíaca en nuestro país. “Nosotros nos
regimos de acuerdo con lo que dicen desde el Vaticano. En octubre de 1984, ante
la imposibilidad de algunas personas de consumir gluten, la Iglesia recomendó
que los niños con celiaquía comulgaran con la especie del vino. Y eso es lo que
sugerimos desde acá. Además, creemos que un pequeño sorbo de vino no causa
daño”, sostuvo Alicia Grecco, presidenta de ACELA, que funciona en la Argentina
desde 1973. Y agregó: “Sabemos que hay quienes elaboran unas hostias libres de
gluten, pero nosotros no las analizamos en nuestro laboratorio porque, insisto,
creemos que hay que seguir las recomendaciones que vienen desde el Vaticano.
Después queda en la decisión de cada familia qué hacer en el momento de
comulgar”.
Al consultar sobre si hay personas que se negaron a
comulgar por tener la enfermedad celíaca, Holgado respondió: “En general, no.
Algunos padres tienen algunos temores porque sus chiquitos tomen vino. Pero es
muy poquito lo que toman”.
Los síntomas de la enfermedad celíaca, que no tiene
cura, son varios: desde cefaleas y depresión hasta problemas intestinales como
vómitos, diarrea y desnutrición. En el caso de las mujeres, también puede
acarrear inconvenientes serios como la infertilidad y abortos repetidos. Se
estima que en la Argentina, 1 de cada 100 personas puede sufrir celiaquía.
El documento publicado por El Vaticano es claro.
“Las hostias sin nada de gluten son materia inválida para la Eucaristía. Son
materia válida las hostias con la mínima cantidad de gluten necesaria para
obtener la panificación sin añadir sustancias extrañas ni recurrir a
procedimientos que desnaturalicen el pan”, señala con relación a las normas
respecto a quienes no pueden consumir pan preparado normalmente o beber vino
normalmente fermentado.
En el caso del vino, la circular también remarca
que “es materia válida para la Eucaristía el mosto, esto es, el zumo de uva
fresco o conservado, cuya fermentación haya sido suspendida por medio de
procedimientos que no alteren su naturaleza”. Igualmente, apunta que la materia
eucarística preparada con organismos genéticamente modificados puede ser
considerada materia válida, al tiempo que añade que “los que preparan el pan y
producen el vino para la celebración deben ser conscientes de que su obra está
orientada al Sacrificio Eucarístico y esto pide su honestidad, responsabilidad
y competencia”.
La carta recuerda a su vez que “el vino que se usa
en la celebración del Santo Sacrificio eucarístico debe ser natural, del fruto
de la vid, puro y sin corromper, sin mezcla de sustancias extrañas. Téngase diligente
cuidado de que el vino destinado a la Eucaristía se conserve en perfecto estado
y no se avinagre”, añade al tiempo que subraya que “está totalmente prohibido
utilizar un vino del que se tiene duda en cuanto a su carácter genuino o a su
procedencia”.
PUBLICADO EL
10-07-2017
POR
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