Se trata de una estructura con forma de cúpula,
denominada "domo", diseñado por dos emprendedores de Córdoba con el
asesoramiento del INTI. Resiste a condiciones climáticas adversas.
Algunas de las principales limitaciones que
encuentran los científicos e investigadores en la Antártida son tanto las
condiciones climáticas adversas como las grandes distancias entre sus
campamentos y bases, distribuidos en un territorio estimado de un millón y
medio de kilómetros cuadrados.
Con el objetivo de brindar una solución a esta
problemática dos emprendedores cordobeses diseñaron un refugio experimental
móvil, denominado "domo", que ya se está probando en las
inmediaciones de la Base Esperanza.
"El domo se construyó en un día a través del
ensamblado en seco de paneles, que encastran entre sí y se ajustan con
tornillos de acero inoxidable para formar una estructura autoportante. El
refugio alcanza su estanqueidad al momento mismo de la edificación, lo que
permite reducir pasos intermedios de sellado y aislación", explicó Julián
Demo, de A-R GEO Domos.
La principal ventaja de este sistema, desarrollado
con el asesoramiento del INTI, es su fácil armado y traslado -gracias a su
packaging que pesa 400 kg y mide 2,2 m de largo, 1 m de ancho y 1,8 m de alto-.
Su estructura semiesférica se encuentra con frecuencia en la naturaleza, en
lugares como colmenas o nidos, porque permite que el aire se mueva en forma
circular y el calor se distribuya de manera uniforme.
"La experiencia de haber dormido 48 horas en
este espacio fue muy confortable porque mantuvo una temperatura constante de 0º
centígrados pese a que la sensación térmica en la zona era de -15º
centígrados", destaca el personal responsable del armado en el lugar.
"La travesía para que el habitáculo llegara
hasta esas latitudes fue muy larga e incluyó el empleo de medios terrestres y
navales", agregan.
El refugio tiene una superficie de 12 m² y un
revestimiento conformado por tres capas de materiales compuestos: tanto en el
exterior como en el interior posee fibra de vidrio y en el medio lleva espuma
de poliuretano. "Durante un año la estructura estará sujeta a diferentes
evaluaciones, que nos permitirán hacer los ajustes correspondientes para que el
producto pueda utilizarse en condiciones adversas como las que se presentan en
la Antártida. No hay que olvidar que en la zona la temperatura promedio suele oscilar
entre los -20º y -40º centígrados", subraya Demo.
"Desde
el INTI asesoramos al emprendimiento en las normativas vigentes para el sector.
Además, brindamos asistencia integral en tecnologías blandas, en aspectos
técnicos y en la formulación de un proyecto que recibirá el financiamiento del
Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica para evaluar y optimizar
el diseño del dispositivo", detalla el director del Centro Aeronáutico y
Espacial del Instituto Julio Sánchez, que participó del este trabajo junto con
otros especialistas del programa de materiales compuestos del INTI -de los
centros de Córdoba, Plásticos, Construcciones, e Incendios y Explosiones-.
Por su
rápido ensamble, el nuevo producto es ideal para aquellos asentamientos que se
mueven constantemente o para lugares de difícil acceso. "También tiene un
alto potencial de implementación en el turismo de alta montaña, teniendo en
cuenta que Argentina es el tercer país del mundo con mayor cantidad de
formaciones que rondan los 6 mil metros de altura", anticipa Bearzotti.
PUBLICADO EL
08-07-2017
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