El acto escolar por el 20 de junio tuvo un momento
distinto en una de las escuelas de Allen: la entrega de la bandera mapuche a
dos nenas de 4° grado entrelazó a dos familias y puso en el centro de la escena
la importancia del respeto a la identidad.
Allegados e integrantes de otras comunidades
acudieron desde Senillosa, Viedma, Neuquén y Roca para acompañar la ceremonia
que se preparó por primera vez en el primario N° 282. Allí se sumó a la promesa
que realizaron el resto de los estudiantes, la música de instrumentos típicos
de esta cultura y las palabras de una de las referentes en la región, Fermina
Pichumil, titular del Codeci (Consejo de Desarrollo de Comunidades Indígenas).
Violeta y Sofía fueron las protagonistas de este
momento, que ambas eligieron para reafirmar el lazo que las une a sus orígenes,
a sus ancestros, a la cosmovisión que su familia les viene transmitiendo desde
que nacieron. De hecho, en su hogar Violeta es llamada Aleco, que en mapuche
significa “brillo de agua”.
Protección, fuerza (newen), el valor de la
naturaleza y las luchas de su pueblo. Así describieron las pequeñas lo que
representa para ellas recibir el símbolo que las identifica.
No se trata sólo de una formalidad, explicó
Ñamkurupay Ñky, integrante del Lof Puel Pvjv. Para ellos, es el paso de una responsabilidad, de transmitir el sentido
de su cultura.
Previo al 20 de Junio, Patricia, mamá de Aleco, fue
quien anunció la decisión de su hija en una reunión de padres. Motivó que
Sofía, nieta de mapuches de Neuquén, le pidiera a su mamá Celina recibir el
mismo honor. En una semana organizaron todo.
De ese intercambio surgió un nuevo vínculo y otros estudiantes
del grado pudieron reconocer cómo la cultura mapuche estaba más cerca de lo que
creían, ya sea en sus apellidos como en su pasado familiar. (Río Negro)
PUBLICADO EL
30-06-2017
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