Cientos de Hinchas palpitaron desde la puerta del
Hotel el partido que Banfield perdió con San Lorenzo.
Más de 650 kilómetros separan el hotel en el que se
alojó Boca en Bahía Blanca y la cancha de San Lorenzo donde Fernando Belluschi
se filtró en el área tras un pase fenomenal de Néstor Ortigoza, picó la pelota
por encima de Hilario Navarro y desató la locura. De acá y de allá.
Porque el grito que estaba en la punta de lengua
salió eyectado por los cientos de hinchas de Boca que iban llegando a la puerta
del hotel Argos. “Dale campeón / dale campeón”.
Adentro, los jugadores y el cuerpo técnico de
Guillermo Barros Schelotto vivieron su propio ritual durante el partido.
Tranquilos, alejados del ruido que se vivía en la calle, el plantel de Boca
siguió el choque de San Lorenzo y Banfield desde un comedor ubicado detrás del
lobby.
En el entretiempo algunos -entre ellos Fernando
Gago- volvieron a las habitaciones y el Mellizo se tomó unos minutos para
saludar a los integrantes de la Peña “Boca, un sentimiento” de Bahía Blanca.
El gol de Belluschi hizo estallar a los hinchas.
Habían llegado desde temprano. Recibieron a sus ídolos cerca de las 16. Por ese
entonces, la zona del hotel -ubicado a tres cuadras del centro de la ciudad- ya
estaba vallada y con todo listo para recibir la vigilia de los hinchas.
Con el correr de los minutos en la cancha de San
Lorenzo se iban multiplicando los fanáticos en Bahía Blanca. Hasta que el grito
de campeón encontró a cerca de 500 que saltaban y esperaban ilusionados ver a
uno de los jugadores, al menos a lo lejos.
El pitazo final en el Bajo Flores desató la fiesta
en Bahía. Ahora sí. Los jugadores empezaron a asomar. Los pasillos del hotel se
tornaron azules y amarillos.
Ricardo Centurión encabezó la celebración. Se lo
dedicaron a River. Se lo dedicaron a todos. Y hasta utilizaron manteles y
sábanas blancas para convertirse en el fantasma de la B y dedicarle el título a
su máximo rival.
Guillermo no se quedó atrás. Salió a festejar con
los hinchas y recibió el cariño de todos. "Que de la mano de los Mellizos,
toda la vuelta vamos a dar", bramaba la gente.
El partido del miércoles contra Olimpo era lo que
menos importaba en la noche bahiense. Apiñados. Unidos en un salto
interminable, los jugadores no paraban de cantar. Y la fiesta promete
continuar.
PUBLICADO EL 20-06-2017
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