Fue superior a Godoy Cruz y, pese a que le costó
aprovechar sus momentos de mayor rendimiento, logró ganar 2-1 cerca del final.
Gallardo acertó con los cambios para obtener la cuarta victoria consecutiva.
Este River modelo 2017 es una máquina. Una auténtica
máquina de ganar. Voraz, agresivo, perseverante al punto de conseguir su
objetivo. Cuenta partidos por triunfo desde que sorprendió en Medellín y,
aunque por ahora sigue difícil la lucha en el torneo local, de ninguna manera
detiene su marcha. Se transformó en un equipo de mentalidad ganadora e ilusiona
cada vez más.
La misión de esta noche no era sencilla. Godoy Cruz
hizo una fortaleza en Mendoza, pero fue insuficiente para frenar el recorrido
de este River. Si bien el Millonario sufrió más de la cuenta para quedarse con
los tres puntos, fue un merecido vencedor. Reunió méritos futbolísticos, pese a
que padeció algunos inconvenientes atrás frente a un rival que apostó poco.
A los 22 minutos del primer tiempo, apenas después
de estrellar un remate en el palo derecho, Lucas Alario definió de forma
perfecta, tras una asistencia de Gonzalo Martínez. El número 10 nuevamente fue
la figura de River, debido a que también protagonizó la acción del segundo
tanto y siempre inquietó a los adversarios, además de ser desequilibrante en
varias intervenciones.
Con la ventaja en su favor, el conjunto que dirige
Marcelo Gallardo tuvo posibilidades de estirar la diferencia. Sin embargo,
desperdició una situación clara y tampoco pudo desnivelar en lo inmediato
después de que Javier Correa obtuviera el 1-1 mediante un zurdazo fuerte, pero
con la ayuda de una floja respuesta de Augusto Batalla.
La movilidad ya habitual para hacerle perder
referencias al oponente de turno sirvió desde el punto de vista posicional. Aun
así, hubo imprecisiones que impidieron que muchos avances fueran exitosos. El
esquema 4-1-4-1 del Tomba redujo espacios, especialmente en la zona media para
custodiar el área de la mejor forma.
En ese contexto, la mejor búsqueda era romper por
los costados para lastimar por adentro a través de centros o desbordes. Otra
variante era intentar desde afuera. El Muñeco, consciente de que una fórmula
distinta podía torcer el rumbo sacó a Sebastián Driussi y Alario para que
Rodrigo Mora entrara en el sector izquierdo e Iván Alonso quedara como punta
definido.
Un error local permitió que Alonso forzara un
córner, previo pase del Pity. El propio Martínez se hizo cargo del tiro de
esquina desde la derecha para que Mora, en el área chica, venciera de cabeza a
un Rodrigo Rey muy firme. Gracias a esa conquista, River no sólo se puso 2-1,
sino que jugó con la desesperación de Godoy Cruz, estuvo cerca del tercero y
terminó la noche con una alegría. Un nuevo triunfo para la máquina de ganar.
PUBLICADO EL
03-04-2017
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DEPORTES