El paro general que realizó hoy la CGT en todo el
país, el primero contra la administración de Mauricio Macri, se sintió con
fuerza sobre todo en los medios de transporte, con un acatamiento total en
trenes, subtes y colectivos, que no funcionaron ni en la Ciudad ni en el
conurbano, lo que colaboró sustancialmente a que mucha gente no asistiera a sus
lugares de trabajo.
Tampoco hubo vuelos, ni internacionales ni de
cabotaje, mientras que un sector de los taxistas decidió trabajar, y hubo un
intenso movimiento de remises.
Se notó sí que un sector del comercio, sobre todo
aquel dedicado al supermercadismo y a la venta de productos alimenticios, tuvo
una jornada con muy bajo acatamiento al paro, sobre todo en la Ciudad de Buenos
Aires y su área metropolitana.
La medida de fuerza genera tuvo distintos grados de
adhesión en el país y , como suele suceder en estos casos, se sintió más en las
grandes ciudades que en las más chicas, producto del acatamiento total de la
Unión Tranviaria Automotor (UTA).
El regreso de las personas que decidieron concurrir
a sus trabajos transcurrió principalmente en automóviles particulares, remises,
taxis, motos y bicicletas, que encontraron las calles de la ciudad y las
autopistas de salida bastante más aliviadas de tránsito que un día hábil
normal.
Mientras aquellos que llegaban a la Capital Federal
en su automóvil pudieron circular libremente -con la excepción de un corte que
interrumpió por algunas horas la intersección de las avenidas Corrientes y
Callao- y se vieron beneficiados por la decisión oficial de liberar los peajes
en autopistas y permitir libre tránsito y estacionamiento en la Ciudad.
También se vio un uso de bicicletas superior al
habitual, y algunos trabajadores optaron por caminar para cumplir sus tareas.
La mayor dificultad la tuvieron los que querían
llegar desde el conurbano, que por la mañana debieron soportar cortes y demoras
en los ingresos desde Puente Uriburu, Puente Pueyrredón, Puente La Noria,
Panamericana y Ruta 197, y Acceso Oeste a la altura del Hospital Posadas, entre
otros puntos.
Los cortes fueron realizados mayoritariamente por
agrupaciones de izquierda, y despertaron la crítica de los gremios, que dejaron
en claro que no apoyaban esa modalidad.
"La medida de fuerza es contundente aun sin
ese tipo de medidas, a las que a nosotros no adherimos", dijo el
secretario de Prensa de la CGT, Jorge Sola, que aseguró que los sectores que
interrumpían el tránsito "pertenecen a perfiles políticos y no
gremiales".
"La medida fue contundente porque los
trabajadores decidieron plegarse al paro", dijo para restarle importancia
a la influencia de los cortes.
Desde tempano, el Gobierno había apostado fuerzas
de seguridad en los puntos estratégicos donde suelen realizarse los cortes, y
antes de las 9 de la mañana la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, avisó
que iban a aplicar el protocolo antipiquetes para permitir el libre tránsito.
Se pudo hacer con relativa facilidad, en algunos
casos porque los propios manifestantes accedieron a liberar uno o dos carriles
para no provocar un embudo de tránsito, y en otros mediante carros hidrantes y
algunos enfrentamientos con los protagonistas de la protesta, sobre todo en la
Panamericana.
Fruto de esos encontronazos, seis manifestantes
fueron detenidos y cuatro resultaron heridos en el enfrentamiento protagonizado
por efectivos de Gendarmería y militantes de partidos de izquierda que cortaron
la autopista Panamericana, a la altura de la 197.
Sugestivamente, la CGT, que exaltó la
"contundencia" de la huelga, no le puso cifras al nivel de
acatamiento, como hasta acá fue norma en los 39 paros generales anteriores que
se hicieron desde el retorno de la democracia, en 1983.
PUBLICADO EL
06-04-2017
POR
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GREMIALES