Tenían la ilusión de caminar por las playas de “La
Feliz” en Semana Santa pero el martes pasado en la madrugada, cuando el
organizador que les había vendido el viaje se fugó de Allen sin dejar rastros,
todo se esfumó y sólo les quedó la impotencia de haber sido víctimas de una
estafa. Se calcula que se llevó más de 200.000 pesos.
Al menos 55 jubilados de Allen cayeron en la trampa
de un sujeto que aparentó ser una persona confiable para llevarse miles de
pesos de la ciudad. El hombre, que dijo llamarse Mario Bedolla, llegó al Centro
de Jubilados en septiembre del año pasado y se presentó ante las autoridades de
la institución como profesor de un instituto de computación.
Luego de acordar una suma por el alquiler de un
espacio en el lugar, el supuesto profesor comenzó a dar clases en el Centro de
Jubilados, donde también vivía y tenía alumnos particulares. “Se presentó muy
cordialmente, hizo buena letra y no teníamos quejas de él. Tuvo muy buena
predisposición desde el principio, nos daba confianza”, explicó Sergio Brun,
presidente del Centro de Jubilados.
Viaje grupal
A fin del año pasado Bedolla comenzó a planificar
un viaje grupal a Mar del Plata para aprovechar los días de Semana Santa y como
la propuesta parecía atractiva, los jubilados depositaron su confianza en él.
El viaje costaba 5.700 pesos por persona e incluía el pasaje en un micro
contratado para tal fin y la estadía en un hotel de “La Feliz”. El colectivo en
el que viajarían tenía lugar para 60 personas y Bedolla había vendido 55
pasajes.
Bedolla cobró buena parte de los pasajes y el
martes en la noche se marchó del Centro de Jubilados sin dejar ninguna pista.
Además del dinero de los jubilados se llevó sus computadoras y la de sus
alumnos. Al día siguiente la desesperación se hizo carne entre los integrantes
del Centro de Jubilados, que hasta llegaron a revolver la basura que Bedolla
había arrojado en un contenedor para buscar algún indicio suyo.
Ayer por la mañana y cuando la estafa tomó estado
público, un taxista concurrió al Centro de Jubilados y contó que había sido
contratado por Bedolla para trasladar las computadoras hasta un transporte de
Cipolletti que llevaría los equipos a Buenos Aires. Las autoridades del Centro
de Jubilados intentaron ampliar la denuncia en la comisaría Sexta para aportar
esa información y que la Justicia actúe rápidamente. Sin embargo, explicó Brun,
les dijeron que tenían que esperar hasta hoy por la tarde porque el oficial que
había tomado la denuncia no se encontraba.
También en la policía les manifestaron que para
denunciar la estafa del viaje a Mar del Plata debían esperar que llegue el
momento de subir al micro, previsto para el miércoles. Por ese motivo sólo
habían denunciado que Bedolla se fue debiendo el alquiler. Ayer al ser
consultada la fiscal adjunta de Allen, Laura Olea, no conocía
los obstáculos que tuvieron los jubilados para efectuar las denuncias y
manifestó que se encargaría de la situación con urgencia.
El presunto estafador no contestó más su celular y
el dueño del colectivo en el que les había informado a los jubilados que iban a
viajar, dijo que Bedolla no le pagó ni un centavo por lo que no reservaría el
servicio.
“Hoy vino un señor que pagó cuatro viajes. Pecamos
de ingenuos. Este hombre fue muy entrador y nos terminó estafando”. (Río Negro)
PUBLICADO EL
07-04-2017
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