Los hijos de Lázaro Báez extendieron 74 cheques
cobrados por Máximo Kirchner sin contratos de por medio.
El lunes 21 de diciembre de 2009, el juez federal
Noberto Oyarbide, hoy renunciado, sobreseyó a Néstor y a Cristina Kirchner en
la causa que los investigaba por enriquecimiento ilícito. En sus declaraciones
juradas de 2008 el matrimonio presidencial había reconocido un crecimiento
patrimonial de 158 por ciento. Los imputados atribuyeron esas ganancias a los
alquileres de sus propiedades patagónicas. El martes 22 de diciembre de 2009,
un día después de la buena noticia que la Justicia dio al Gobierno, Martín Báez
firmó veinte cheques en pago por arrendar casas de los Kirchner administrados
por una de sus inmobiliarias, en ese momento desconocida para el público,
llamada “Los Sauces”. Otras órdenes de pago vía cheques tenían como
beneficiario a Néstor Kirchner, según reveló Clarín en diciembre de 2016.
Los veinte cheques que Martín Báez firmó aquel
martes fueron aceptados como cobros por el presidente de las empresas de real
state K, Máximo Kirchner. Ese mismo año, y también el siguiente, y aún el otro,
el hijo mayor del ex matrimonio ex presidencial firmó 54 cheques más por
alquileres de sus casas. Todos fueron avalados por los hijos de Báez: además de
Martín, quiénes los endosaron fueron su hermana mayor, Luciana, y su hermano
menor, Leandro. Los 74 cheques de los hijos de Báez al primogénito de los
Kirchner son hoy una de las mayores evidencias de la complicada situación
procesal de los herederos de los empréstitos mutuos de sus padres, quienes a su
vez tambiém están imputados en la causa “Los Sauces”. Esa lluvia de cheques de
los Báez que cobró Máximo no tiene como respaldo ningún contrato de alquiler de
propiedades de Los Sauces que justifique los pagos.
El juez Claudio Bonadio y el fiscal Carlos Rivolo
creen que esas operaciones son un indicio de que los alquileres de las
propiedades de los Kirchner que pagaban los Báez eran inexistentes. Sin origen
demostrado, pero con un objetivo claro: “blanquear” dinero de la corrupción. El
expediente se inició por una denuncia de la legisladora Margarita Stolbizer
(GEN) y de su abogada Silvina Martínez. El jueves pasado presentaron un escrito
pidiéndole al juzgado que procese a los principales protagonistas del caso.
Tanto Cristina Fernández, como sus dos hijos,
Máximo y Florencia, y también Lázaro Báez y su hija Luciana y sus hijos Martín
y Leandro, fueron ya indagados en esa causa. Según fuentes judiciales, todos
ellos, sumados a buena parte del resto de los investigados en este expediente
serán procesados en los próximos días.
Los únicos dos clientes que les generaron ganancias
millonarias a los Kirchner a través de su inmobiliaria “Los Sauces” fueron
Lázaro Báez y Cristóbal López, del Grupo Indalo.
La inmobiliaria “Los Sauces” trabajaba sin sede
legal. Durante años tuvo como único empleado a un jubilado que no era
martillero: el jardinero de los Kirchner en El Calafate. El hombre se llama
Ramón Ángel Díaz Díaz.
Los peritos oficiales del Ministerio Público Fiscal
y tres representantes de los peritos de la “defensa” hicieron un informe sobre
la empresa. Detectaron que falta documentación básica de “Los Sauces”. No se
cuenta con la mayoría de los contratos de locación celebrados entre Los Sauces
S.A. y sus clientes y no existen facturas emitidas por la sociedad. El informe
concluye: “La mencionada ausencia de documentación impidió informar, en algunos
casos, la causa que diera origen a la facturación detallada”. “No contar con
Libro de Inventario y Balance que permitiría conocer la composición analítica
de las partidas de los estados contables, en especial las referidas a
locaciones. inversiones, y créditos y deudas en general”, agregaron los
peritos.
Según los cálculos de diferentes autoridades y
protagonistas del caso “Los Sauces”, las maniobras económicas que lograron
gestar los Kirchner en su inmobiliaria “fantasma” habrían generado ganancias
por 29 millones de pesos. La cifra suele ser usada por los Kirchner para negar
que hayan sido coimas. En ese extraño juego retórico, los K y, y también sus
testigos más cercanos, minimizan la investigación afirmando que 29 millones de
pesos es un porcentaje demasiado menor si fueron coimas, tomando en cuenta los
miles de millones de pesos de fondos públicos que manejaron los K para
financiar, con suerte dispar, la construcción de infraestructura estatal. Al
dejar el poder, Cristina Fernández tenía un patrimonio declarado de
$64.629.891. O sea, los 29 millones que habría generado “Los Sauces” es casi la
mitad de esa fortuna en “blanco”.
En su ronda de indagatorias, los hijos de los Báez
y los de los Kirchner coincidieron en afirmar que no tenían trato entre ellos.
Los Báez se extendieron más en ese sentido: dijeron que trataban a Cristina
Fernández y a sus hijos de forma muy ocasional. ¿Cómo y por qué firmaron
entonces a Máximo Kirchner 74 cheques de alquiler de propiedades en Santa Cruz?
Los hijos de los Báez dijeron que firmaron todos los cheques por orden de su
padre.
Los Kirchner prefirieron entregar un escrito en el
que denuncian una persecución política en lugar de intentar defenderse de otro
modo en sus indagatorias ante Bonadio.
Una de las directivas de la empresa, Romina de los
Ángeles Mercado, hija de Alicia Kirchner, prima de Máximo, sobrina de Cristina,
se quejó ante la Justicia porque el “interventor” judicial no había ido jamás a
la compañía a chequear los papeles y hablar con los empleados. ¿Dónde queda
“Los Sauces”? Nadie sabe. Empleados, en plural, no tiene.
Los cheques descolocaron tanto a la defensa de los
imputados, que el propio Lázaro Báez no supo qué responder cuando en su
indagatoria le preguntaron con quién siguió haciendo negocios con los
alquileres de “Los Sauces” una vez muerto Kirchner: “No me acuerdo”, respondió.
Los Sauces tenía entonces un solo empleado y tres
accionistas, todos Kirchner.
PUBLICADO EL
11-03-2017
POR
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