Esta semana se dio a conocer un estudio de
laboratorio del Centro de Investigación y Desarrollo de Alimentos Saludables
del Instituto de Tecnología de la Fundación UADE en el que se detectó que más
de la mitad de los salmones rosados que se venden en las pescaderías de la
ciudad de Buenos Aires presentan residuos de antibióticos superiores al límite
permitido por el CODEX Alimentarius Internacional (Código Alimenticio) y pueden
provocar consecuencias negativas en la salud si los consumís.
El salmón es uno de los pescados de mayor consumo
especialmente por todos los beneficios que aporta al organismo. Entre ellos,
ayuda a reducir los niveles de colesterol y triglicéridos, incrementa la
fluidez de la sangre al mejorar la elasticidad de las paredes arteriales, tiene
un alto valor biológico ya que tiene pocas calorías y poca grasa y es rico en
ácidos grasos Omega 3, importantes en la protección de la salud cardiovascular.
Paralelamente, el viernes pasado la Policía Federal
brasileña desplegó un gran operativo contra una red delictiva formada por
inspectores y grandes frigoríficos para vender carne y otros alimentos
adulterados. Según la investigación, los funcionarios públicos recibían coimas
para facilitar la producción de comida corrompida emitiendo certificados
sanitarios sin ninguna inspección efectiva.
Mariana Koppmann, graduada en bioquímica en la UBA
y bromatóloga, explicó los motivos por los cuales se adultera un alimento: “En
algunas circunstancias podría ocurrir que al no encontrar o poder solucionar el
problema de base se recurre a otros paliativos o que por desconocimiento (lo
cual no debería ocurrir si alguien elabora alimentos) se usan aditivos no
autorizados o en exceso para un determinado tipo de productos”, expuso.
La capacitadora oficial de Manipuladores de
Alimentos destacó que “el problema son los alimentos contaminados en los que el
aspecto es igual al alimento inocuo sin embargo tiene el potencial de
enfermar”. “Frente a un alimento contaminado, no tenemos a disposición nuestros
sentidos para avisarnos. Ponemos nuestra confianza en el fabricante o el
elaborador y los organismos de control, ya que como consumidores nos es
imposible diferenciarlo de un alimento genuino”, añadió.
“Al no poder identificar como consumidores si un
alimento está contaminado, simplemente debemos confiar en la marca, en el
elaborador o los organismos de control del área específica de la que se trate.
En algunas ocasiones la procedencia debería ser más específica, dado que
probablemente no todos los productores de una región determinada o país
trabajen de la misma manera. De esta forma se limitaría a un determinado
productor/elaborador y no a toda una industria en su conjunto. Hay algunos
episodios mundiales en los que la generalización o la información errónea ha
afectado enormemente un área productiva”, amplió.
El licenciado en Nutrición Diego Sívori brindó
ciertas pautas a seguir para elegir antes de comprar: “El producto siempre
tiene que estar cerrado, nunca comprar un alimento que viene con alguna
abertura o rajadura. Las latas no tienen que tener bollos, tienen que estar
intactas porque puede que pierdan el barniz interno que puede que produzca
cierta contaminación. Tampoco adquirirla si están abombadas porque puede
deberse a alguna bacteria que fermenta y produce gases”.
“Ante la duda si vos refrigerás un alimento
perecedero por un día y lo vas a cocinar siempre bien cocido, porque hay cierta
bacterias que las podés disminuir o eliminar cocinando bien el alimento. Si el
pescado, o la carne, o el pollo está bien cocidos eso hace que haya menos
riesgos de algún tipo de contaminación o de malestar”, precisó el nutricionista.
Qué tener en cuenta a la hora de comprar pescado
- No tiene que tener olor. Si la pescadería huele a
pescado es un mal síntoma, como mucho oler a mar.
- No debe estar pegajoso.
- Tiene que estar brillante.
- La escamas no tienen que estar pegoteada: si
hundís un dedo en el pescado la carne tiene que estar resistente y que no quede
marca.
- Las branquias tienen que estar bien rojizas y se
deben desprender bien.
- Los ojos tienen que estar salidos y no hundidos.
- Bien refrigerado: las escamas de hielo tienen que
estar intactas, si están derretidas no es recomendable adquirir producto porque
pudo haber sido descuidado.
Cómo elegir la carne
- Tiene que tener rojo más intenso por afuera,
adentro debe tener uno rojo más pardo, más oscuro. Si es marrón estando fresca
probablemente esté vieja o haya estado con falta de frío o la intemperie.
- No tiene que tener olor.
- No debe estar abombada.
- No tiene que estar pegajosa.
- Tiene que estar brillosa
- Carne picada: pedir que un pedacito te lo pasen y
lo desechen. Es lo más peligroso que hay a nivel carne porque tiene mayor
exposición a contacto, lo que la hace más vulnerable a la contaminación cuando hay
una mala manipulación de alimentos.
PUBLICADO EL
22-03-2017
POR
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