Miles de pingüinos de Magallanes ocupan en
estos días las pedregosas playas de la reserva natural de Punta Tombo, 100
kilómetros al sur de Rawson, donde ya empiezan a ingresar al mar para tomar las
primeras "clases" de supervivencia en las frías aguas de la costa de
Chubut, en un espectáculo que es observado desde hace algunas semanas por
numerosos turistas.
Los pichones de la mayor pingüinera de esa
especie del mundo ya cambiaron el plumón gris oscuro por las plumas de
juveniles que les permiten enfrentar las olas y hacerse a la mar, en uno de los
mayores desafíos de su evolución.
El espectáculo natural se puede ver en esa
reserva protegida de 210 hectáreas, que en estos días está en su etapa más
poblada del año, con más de un millón de ejemplares de distintas edades.
"Los pingüinos están esperando finalizar
el cambio de plumas para poder comenzar su viaje migratorio, son grupos
subadultos, juveniles nacidos en la temporada anterior y también de esta
temporada" explicaron en su cuenta de Facebook los guardafaunas de Punta
Tombo.
Todos al agua
La etapa de la incursión en el mar es una de
las más atractivas de la colonia, porque los pingüinos parecen esperar
"formados" en la orilla, a la que llegaron tras recorrer entre 300 y
1.500 metros, según donde esté ubicado el nido, en la inmensa reserva que crece
cada año y cerrará en un par de meses, cuando quede vacía y concluya la
temporada turística.
Los ejemplares de "Spheniscus
magellanicus", tal su nombre científico, comienzan a observarse en Punta
Tombo entre octubre y noviembre de cada año en una actitud muy activa, pues ni
bien arriban comienzan a acondicionar sus nidos "escarbados" bajo las
matas achaparradas de la reserva, que es visitada en promedio por 65.000
turistas por año.
"Los ejemplares están sanos y fuertes
esperando el gran desafío de sus vidas", describió el subsecretario de
Conservación y Áreas Protegidas de este distrito, Marcelo Bertolotti, al
explicar el fenómeno natural que ocurre por estos días.
Los polluelos nacieron cubiertos de un plumón
gris oscuro y, tras un par de meses, lo mudaron por un plumaje juvenil que les
permite realizar sus primeras incursiones en el mar para buscar su propio
alimento.
En esta época del año, al atractivo central de
los pingüinos se suma la coexistencia con una variada fauna de aves marinas
como cormoranes, gaviotas cocineras, gaviotas australes, gaviotines, eskúas y
ostreros.
También merodean la reserva otras aves propias
de la estepa patagónica, como choiques, martinetas, chingolos y calandrias y
completan el cuadro los mamíferos terrestres de la zona, como guanacos, maras,
zorros, piches y peludos.
Además del centro de interpretación ubicado en
el acceso a Punta Tombo, la reserva cuenta con senderos que ordenan la
circulación del visitante para evitar un impacto con la fauna.
La reserva tiene un mirador y puesto de
control desde el cual los guardafaunas hacen su tarea de control y existen
bancos y áreas de descanso a lo largo del recorrido, que también está preparado
para personas con dificultades motrices.
PUBLICADO
EL 18-02-2017
POR
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