Creen que entregaron beneficios a los gremios y que
el reclamo es diverso. Suponen que hay margen para desactivar la medida.
En el Ministerio de Trabajo no tienen dudas.
Consideran que la renuncia de la CGT al Diálogo por la Producción y el Trabajo
obedece a cuestiones políticas. Solo hay algunas discrepancias en torno a la
posibilidad de evitar el paro general que anunció la central obrera. Cerca del
ministro de Trabajo, Jorge Triaca, consideran muy difícil levantar el paro.
“Este es un paro político. El reclamo es muy diverso. Hay intencionalidad
política. Tenemos una diferencia de diagnóstico muy clara”, sentenciaron.
En las oficinas de Alem 650 -igual que en la Casa
Rosada- ven con optimismo algunos índices de la economía. “Creemos que vamos en
un sendero de recuperación, aunque hay sectores que tienen problemas. Hay
crecimiento de empleo y se está recuperando el sector automotriz y la
construcción. Para nosotros no se justifica un paro. Creemos en el diálogo y
vamos a seguir apostando a eso", señalaban. Creen que las razones obedecen
más a la política partidaria que a la gremial. Señalan al peronismo y evitan responsabilizar
al kirchnerismo y al Frente Renovador que, con distintos dirigentes, tienen
ascendencia en la central obrera.
Por otro lado, otros funcionarios de la cartera de
Trabajo que mantienen diálogo permanente con los sindicalistas consideran que
por ahora solo se confirmó una movilización y confían en que existe un margen
para evitar el paro general.
Si se confirma la medida de fuerza de la CGT, el
Gobierno ya no podrá seguir señalando como una de sus fortalezas la ausencias
de un paro de la central de trabajadores. “Lo importante era que no ocurriera
el año pasado”, piensan algunos funcionarios con despacho en la Casa Rosada.
En sus primeros doce meses de gestión, el Ejecutivo
evitó que todas las centrales obreras marcharan juntas. El 29 de abril pasado
Luis Barrionuevo pegó el faltazo al acto sobre Paseo Colón. Entonces resultó
fundamental la negociación con el líder gastronómico que, la última vez que
pasó por la Rosada, no evitó lanzar advertencias en la misma mesa que ocupó con
el ministro de Turismo Gustavo Santos.
Otros funcionarios del Gobierno que lidian con las
organizaciones sociales analizaban la necesidad de la CGT de endurecer su
posición para contener a los grupos de trabajadores informales, que a fines del
año pasado le arrancaron al Gobierno -con el apoyo del peronismo- la ley de
Emergencia Social.
"¿Por qué van a parar? No tienen motivos. Les
devolvimos la plata de las obras sociales, votamos una ley de Emergencia y
reformamos Ganancias", aseguraban a fines de diciembre, cuando el fantasma
del paro volvía a posarse. Ahora señalan razones políticas.
PUBLICADO EL
03-02-2017
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