La quinta edición de la Fiesta de la Confluencia
tuvo una primera jornada con una convocatoria masiva frente al Limay. Miles de
neuquinos y valletanos disfrutaron de los espectáculos artísticos.
Fue una puesta imponente que ya supera a las de
ediciones anteriores. Desde el monumental escenario y el gran espacio para
albergar al público hasta el impecable sonido que se puso en evidencia cuando
aún no caía la noche con la fuerza interpretativa de Big Mama, la banda de rock
y blues que se ganó la llave de apertura del evento en el Pre-Confluencia.
Cuando se despedían los últimos destellos de luz
natural, gruesas columnas de grandes y niños desembocaban en el espacio
acondicionado para contener a una multitud frente al escenario. Ahí nomás de
atravesar el vallado policial que cortaba el tránsito de autos, ya se mezclaban
los aromas de ollas y parrillas.
En la entrada se ubicaron desde partidos políticos
con su propaganda hasta mujeres despedidas de sus trabajos que recaudaban
dinero para un fondo solidario.
Unos pocos pasos más adelante, a los costados del
camino peatonal, se ubicaron kioscos con ofertas desde bijouterie hasta
textiles, pasando por cueros y otros tópicos de la creación manual. Por el
sendero que conduce al epicentro del espectáculo, la concurrencia podía
detenerse a ver y comprar una amplia gama de productos -artesanales e
industriales-, o bien apurar el paso para llegar con tiempo para elegir dónde
ubicarse a apreciar a los artistas. En la antesala se podía disfrutar de una
abanico de platos y cervezas artesanales.
Una vez en el predio acondicionado para ver a los
artistas, la concurrencia dispuso de grandes pantallas para seguir al detalle
las actuaciones, a decenas de metros de distancia. Después de Big Mama sonaron
los grupos de la región La Brea, Elessär y Tercer Track. Turf y Airbag le
pusieron el broche a la primera noche. Hoy, la fiesta continúa. (LMNeuquén)
PUBLICADO EL
11-02-2017
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