En su primer día en la Casa Blanca, el presidente
hizo colocar cortinas y sillones dorados, además de reponer la estatua del ex
primer ministro británico Winston Churchill.
Es algo habitual que los nuevos presidentes pongan
a su gusto la decoración del Despacho Oval a su llegada a la Casa Blanca. En
este caso, Trump, un fanático del dorado tal y como lo reflejan sus propiedades
repartidas por el mundo, eligió ese color para unas cortinas que fueron granate
durante el segundo mandato de Obama, tras pasar los primeros cuatro años en
beige.
El nuevo presidente también optó por unos sofás tapizados
en dorado en sustitución de los beige que tenía Obama.
Finalmente, Trump también quiso darle un toque
dorado a la nueva alfombra, informó la agencia de noticias EFE.
El busto de Churchill, por su parte, es una réplica
del que el entonces primer ministro británico, Tony Blair, cedió al presidente
George W. Bush tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y
Washington como símbolo de hermandad entre los pueblos del Reino Unido y
Estados Unidos.
La Casa Blanca devolvió el busto a la Embajada del
Reino Unido en Washington una vez finalizado el segundo mandato de Bush, aunque
hizo una réplica que Obama, el nuevo inquilino del Despacho Oval en 2009,
decidió retirar y poner en su lugar uno de Martin Luther King.
PUBLICADO EL 21-01-2017
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