Todos aquellos que en alguna
ocasión cuestionaron la valentía de Nico Rosberg deben llevar una semana
alucinando, después de que el alemán ganar el domingo pasado su primera corona
de campeón del mundo, y de que ayer anunciara sin que nadie lo viera venir, que
a sus 31 años se retira de las carreras.
En cinco días, Rosberg ha
demostrado más grandeza que la mayoría de sus rivales: fue lograr el objetivo
que monopolizó su vida y zanjar ese capítulo dando un portazo.
Un gesto que retrata
perfectamente el carácter de alguien que no tenía intención alguna de prolongar
su exposición pública después de haber sido padre, ni de sobrellevar la presión
que supone ese escaparate permanente, básicamente porque no lo necesita.
Ni por dinero, puesto que
Rosberg ya nació siendo rico, ni tampoco por notoriedad.
El bombazo tuvo lugar en la gala
de la Federación Internacional del Automóvil (FIA) que se celebró en Vienna,
inmediatamente después de que el piloto de Mercedes tomara la palabra para
dejar al mundo entero con la boca abierta.
“Quiero aprovechar esta
oportunidad para anunciar que he decidido poner fin a mi carrera en la Fórmula
1 aquí y en este preciso momento”, declaró Rosberg, que a finales de julio
renovó su contrato con la escudería alemana, con quien debía correr como mínimo
hasta finales de 2018.
“Este año he dado lo mejor de
mi, he tirado como un loco en todos los aspectos y he cumplido un sueño que
tenía desde los seis años de edad. Lo he conseguido y por eso estoy muy feliz,
pero a la vez, también ha sido muy, muy duro. No quiero volver a pasar por
eso”, relató el germano, rendido a Vivian, su mujer, y a Alaia, su hija: “Mi
mayor gratitud es para aquellos que lo han hecho posible y que me han apoyado
al máximo. No encuentro palabras para agradecerles todo lo que han hecho y
soportado”.
Superado el shock inicial,
mientras muchos se limitaban a mostrar su asombro, otros, como su más fiel
compañero de batallas, aseguraba no estar sorprendido por un volantazo de tal
calibre. “El deporte le echará de menos pero yo le deseo lo mejor. Estoy
convencido de que lo que ha hecho ha descolocado a mucha gente. Puede que yo
sea la única persona que no lo esté, porque le conozco desde hace mucho
tiempo”, declaró Lewis Hamilton.
Tiene una familia en la que
centrarse, quiere más niños y la F-1 exige que le dediques mucho tiempo. ¿Si lo
extrañaré como rival? Por supuesto”, subrayó el tricampeón británico.
Una vacante con muchos ‘pretendientes’
El cambio de rumbo de Rosberg agarró
a trasmano a toda la comunidad que sigue habitualmente el Mundial, y también a
la cúpula de su equipo, que ahora tiene la complicada tarea de buscarle un
sustituto.
Opciones tendrá más que
cualquier otra estructura al disponer del monoplaza más equilibrado de la
parrilla. Si algo le sobran al volante que dejará vacante Rosberg son ‘pretendientes’,
y la mayoría de los agentes están moviendo ficha para tantear el terreno y
tratar de posicionarse.
También Fernando Alonso, que
teóricamente dispone de un año más de contrato con McLaren y que, sin embargo,
si tiene la más mínima posibilidad de conducir una de las ‘Flechas de Plata’ se
lanzará por ella con toda la artillería de la que dispone.
En este sentido, la clave la
tiene el constructor de Stuttgart, puesto que el asturiano puede jugar con las
cláusulas de escape que figuran en su acuerdo con su actual equipo. Así las
cosas, todo pasa por convencer a los ejecutivos de Mercedes, Toto Wolff y Niki
Lauda, de que volver a convivir con Hamilton es viable sin que la cosa termine
en una guerra civil, como en 2007 ocurrió en McLaren.
“Me da igual a quien elijan, yo
correré contra él porque estoy aquí para eso. Nunca me he preocupado por ello,
aunque conozco a otros, como Sebastian [Vettel] y Fernando [Alonso], que lo
incluyen en sus contratos”, soltó el corredor de Tewin. “Solo pido igualdad en
el trato. Desde el momento en que se me aplica la misma consideración, no
importa a quien pongan a mi lado”, remarcó Hamilton.
PUBLICADO EL 02/12/2016
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