Primero lo golpeó en la cabeza
con la culata de un arma. Después le apuntó y, sin vacilar, le gatilló tres
veces en la cabeza, pero las balas no salieron. El agresor es un hombre de unos
40 años y la víctima es la persona menos pensada: su hijo de 17. La mamá del
joven fue quien denunció el dramático episodio.
Ayer se realizó una audiencia en
la que el juez Dardo Bordón avaló la acusación de la fiscalía y le formuló
cargos al agresor por lesiones leves agravadas por el vínculo, amenazas
agravadas por el uso de arma y tenencia de arma de fuego.
El 16 de julio de 2015, a las
23:30, un frío estremecedor recorrió el cuerpo de un joven de 17 años que aún
no sabe cómo está vivo, aunque en su interior la palabra fortuna no cesa de
repicar.
Toco ocurrió dentro de su casa
en el barrio Progreso, que esa noche se transformó en la antesala del infierno.
Aunque se desconoce el contexto de la escena, el hecho habla por sí mismo, al
igual que las diversas lesiones en la cabeza que sufrió el adolescente.
Su padre, el hombre que debería
ser su protector, fue quien empuñó con total impunidad un arma y le hizo pasar
un calvario a su hijo.
Fueron segundos, tras un ataque
de ira del hombre, pero el momento pareció eterno. Al final de la secuencia,
los golpes resultarían ser la menor preocupación del joven.
El dolor y el calor de la sangre
escurriendo no le impidieron sentir el frío caño de la boca del arma apoyada
con firmeza sobre su cabeza. En ese instante, su vida ya no dependía de él en
lo más mínimo. Su padre, Dios y demonio, gatilló y el arma se accionó una, dos
y tres veces.
El martilleo paralizó su corazón
pero ningún proyectil salió. Si bien el arma estaba apta para disparar, se
desconoce qué fue lo que sucedió. Sólo se sabe que el joven vivió y la madre
denunció a su esposo.
El 2 de junio el agresor iba a
ser acusado, pero no se presentó y fue declarado rebelde. Ayer, cuatro meses después
de ese episodio, al hombre se le levantó la rebeldía.
Esta vez se presentó y estuvo
sentado al lado de su defensor. La fiscal de la causa, Noelia Stilger, resaltó
que la Policía secuestró en el lugar un arma y una vaina. Los peritos de
Criminalística presentaron su informe sobre el óptimo funcionamiento del arma.
La defensa no se opuso a la
acusación del hombre en ningún momento y el magistrado aceptó los cargos
formulados por la fiscalía. Nadie pudo aseverar si existe una restricción de
acercamiento. (LMNEUQUEN).-
PUBLICADO EL 28/10/2016
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