En la última jornada del juicio
por el homicidio de la bioquímica Ana Zerdán, el fiscal Marcelo Gómez solicitó
la pena de prisión perpetua para Juan Manuel Aguirre imputándole homicidio
agravado por alevosía. En cuanto al segundo imputado, Juan Carlos Aguirre,
entendió que su rol fue el de encubridor y solicitó la absolución por excusas
absolutorias.
Como factor fundamental para
sostener la acusación, el funcionario del Ministerio Público, indicó que la
llave del vehículo que Juan Manuel Aguirre entregó a la policía el día
posterior al hecho, demostraba su presencia en la escena del crimen.
El fiscal afirmó lo anterior,
puntualizando debía tenerse en cuenta que al momento del hallazgo del cadáver,
el vehículo estaba cerrado y estacionado en el mismo lugar donde la víctima lo
había dejado al llegar a su lugar de trabajo horas antes. Era de esperar, destacó,
que al momento del ataque ella tuviera en su poder las llaves del vehículo ya
que fue la última en usarlo y no surge de ningún testimonio que se las hubiera
entregado a otra persona.
Sumado a lo anterior, el fiscal
destacó otro indicio que refuerza su hipótesis y que tiene que ver con que la
mujer no tenía previsto prestar el automóvil en el que se movilizaba, por lo
menos hasta las 21 horas. Según indicó un testigo – empleado de Zerdan en un
negocio ajeno al laboratorio bioquímico - tenían previsto encontrarse en la
cancha de fútbol que regenteaba para entregarle un cajón de cervezas para
comercializar en el lugar, precisamente a las nueve de la noche.
Respecto del móvil del hecho,
Gómez señaló que sin lugar a dudas, todo comenzó con una discusión por el uso
de ese Ford Fiesta, propiedad de la víctima. El fiscal insistió en que la
bioquímica era celosa de prestarlo y que esto había generado conflictos entre
madrastra-hijastro. Respecto de esto, recordó la declaración del propio Juan
Manuel Aguirre quien confirmó que le prestaba el auto: “a cuenta gotas, me lo
prestaba y me decía a que hora tenia que volver, era muy rigurosa con eso, no
se lo pedíamos si realmente no lo necesitábamos. Algunas veces desde la casa y
otras desde el laboratorio. Me daba la llave. Las llaves las tenía ella, eran
de ella...”.
Relacionado a lo anterior, el
fiscal indicó que existían numerosos planteos por parte de Zerdan a Juan Carlos
Aguirre, debido a que Juan Manuel, "no trabajaba ni estudiaba", lo
cual no agradaba a la víctima.
Sumando elementos
incriminatorios en contra del acusado, el fiscal mencionó las actitudes
posteriores al hecho. En este sentido, destacó testimonios de allegados a la
víctima que mencionaron que se mostró indolente al violento crimen y que tiempo
después, cuando crecían las sospechas sobre los Aguirre y "ante la
inminencia de su detención, estuvo mucho tiempo prófugo y recién fue
aprehendido por Interpol en España".
Como último punto contra el
acusado de ser el autor material del homicidio, el fiscal destacó las pericias
psicológicas que se le practicaron y que determinaron rasgos de personalidad
psicopáticos. Sobre este punto, dedicó varios minutos a reseñar bibliografía
científica específica sobre el tema en la cual se destaca que las personas con
estas características psicológicas, muestran además de un comportamiento
violento, signos de no arrepentimiento de las acciones que llevan a cabo e
indolencia ante situaciones similares a las sufridas por Zerdan.
En cuanto a Juan Carlos Aguirre,
el funcionario del Ministerio Público entendió que su rol fue el de encubrir a
su hijo, alterando la escena del crimen, borrando rastros e intentado desviar
la investigación hacia otras hipótesis. Por otro lado, destacó que gracias al
testimonio de policías que estaban de guardia al momento del suceso, se pudo
determinar que Aguirre llegó al laboratorio cerca de las cuatro de la
madrugada, pero que recién dio aviso a las autoridades policiales alrededor de
una hora después, lo que le permitió afirmar que utilizó ese tiempo para
manipular el escenario y las pruebas del violento hecho.
A pesar de lo anterior, el
fiscal solicitó la absolución del hombre, debido a que el código penal prevé
como excusa absolutoria (es decir que no se puede condenar a alguien) encubrir
a su propio hijo.
Según la acusación fiscal, el
hecho sucedió el 17 de septiembre de 1999, cuando la bioquímica Ana Zerdan fue
atacada y asesinada en su laboratorio de calle San Martín 930 de Cipolletti. El
horario en el que se habría suscitado el crímen se ubica entre las 20:30 y las
22 hs. y el cuerpo de la víctima - siguiendo la hipótesis fiscal- fue encontrado en la madrugada del 18 de
septiembre alrededor de las 04:30 por quien por entonces fuera su pareja, Juan
Carlos Aguirre, quien la habría ido a buscar al lugar. Al llegar, Aguirre la
encontró tirada en el pasillo del fondo del laboratorio, frente al baño, sin
vida y cubierta con un tapado. Luego se determinó que la causa de la muerte fue
consecuencia de la fractura de de cráneo provocada por un golpe con un tubo de
oxígeno.
El pedido de retirar la
acusación
Comenzando sus alegatos, Gómez
se refirió a las sugerencias que recibió por parte de los acusados y de
distintas organizaciones sociales y de derecho penal de retirar la acusación
basándose en el principio del "plazo razonable" para juzgar un hecho.
Con respecto a esto, el fiscal
dijo que tomó esas opiniones como sugerencias y no como factores de presión y
que intentó realizar su tarea con la mayor profesionalidad, en las
circunstancias en las que le tocó intervenir. "Traté de cumplir mi rol de
la manera más responsable, pese a la complejidad del caso, el tiempo
transcurrido y haber recibido por escrito y de manera personal la sugerencia de
que retire la acusación, a lo que me opuse de manera rotunda esperando poder
contrastar la prueba colectada", expresó.
La desestimación de la huella
Durante las primeras audiencias
del juicio - que se prolongó durante unos cinco meses - el fiscal Marcelo Gómez
desestimó la validez de una prueba, que consistía en una huella dactilar
presente en la mochila del baño del laboratorio donde trabajaba la víctima.
Respecto de esto, el
representante del Ministerio Público aclaró que además de la conferencia de
peritos que se realizó para evaluar si el rastro pertenecía o no a alguno de
los imputados, su decisión se fundó en que esa mochila no fue usada para atacar
a la víctima y que además el patrón hemático se observó por encima de la
huella, es decir, que se marcó debajo del fluido y anteriormente al
derramamiento de sangre.
PUBLICADO EL 15/10/2016
POR INFOALLEN – MAIL: noticias@infoallen.com.ar