Francisco pidió a ser "valientes para
responder a las necesidades" de los migrantes y dijo que se vive "la
crisis humanitaria más grande tras la segunda guerra mundial” al hablar ante un
grupo de religiosos.
El papa Francisco pidió este sábado a ex alumnos
jesuitas de todo el mundo que sean "valientes en responder a las
necesidades de los refugiados", afirmó que la actual problemática
migratoria es "la crisis humanitaria más grande después de la segunda
guerra mundial” y sostuvo que el Mediterráneo se convirtió "en un
cementerio".
Francisco recibió en la Sala del Consistorio del
palacio Apostólico a cerca de 150 participantes en el encuentro promovido por
la Confederación Europea de los ex Alumnos de los Jesuitas, frente a quienes
lamentó "la actual crisis migratoria, con 65 millones de personas que en
el mundo han sido obligadas a abandonar los propios lugares de residencia".
Se trata de "un número sin precedentes, que va
más allá de toda imaginación. Más que toda la población de Italia",
denunció el Pontífice en el día en que la iglesia recuerda a San Bellarmino,
jesuita y doctor de la Iglesia.
En su discurso, el Santo Padre calificó a la
problemática migratoria como "la crisis humanitaria más grande después de
la segunda guerra mundial”, con "un número nunca antes alcanzado de
refugiados muere intentando atravesar el Mar Mediterráneo, que se ha convertido
en un cementerio".
“Son hombres y mujeres, chicos y chicas que no son
distintos de los miembros de nuestras familias y de nuestros amigos",
sostuvo el Pontífice frente a los participantes del encuentro que busca
estudiar las raíces de la migración forzada, la crisis y la integración de los
refugiados y migrantes, y para considerar a su vez, la propia responsabilidad
en relación a ello.
"Cada uno de ellos tiene un nombre, un rostro
y una historia, así como el inalienable derecho de vivir en paz y de aspirar a
un futuro mejor para los propios hijos”, agregó.
El pontífice hizo presente también los innumerables
conflictos en los cuales se encuentra el mundo hoy, como la “terrible guerra en
Siria” y “las guerras civiles en el Sud-Sudan”, que son la razón por la cual el
encuentro que se desarrolla en Roma es “para contemplar y actuar” en relación a
la cuestión de los refugiados.
“Sepan también ser valientes en el responder a las
necesidades de los refugiados del tiempo presente", enfatizó.
"Como alumnos de los padres jesuitas, les hará
bien, en el momento de tratar los problemas que experimentan los refugiados,
recordar sus raíces ignacianas. Mientras en sus países se dedican a comprender
las causas de la inmigración forzada y a servir a los refugiados, es necesario
que ofrezcan al Señor ‘toda su libertad, su memoria, su inteligencia y su
entera voluntad”, agregó.
“Con su ayuda, la Iglesia será capaz de responder
más plenamente a la tragedia humana de los refugiados a través de actos de misericordia
que promuevan su integración en el contexto europeo y más allá de éste",
pidió el Papa a los representantes de colegios jesuitas de todo el mundo.
"Los animo, por lo tanto, a dar la bienvenida
a los refugiados en sus hogares y comunidades, de modo que su primera
experiencia de Europa no sea aquella traumática de dormir en el frío en las
calles, sino la de una cálida y humana acogida", sostuvo.
En ese marco, les pidió recordar "que la
auténtica hospitalidad es un profundo valor evangélico, que alimenta el amor y
es nuestra mayor seguridad contra los viles actos de terrorismo”.
El pontífice los exhortó además a “echar mano a las
alegrías y éxitos de la cual la educación jesuita les ha provisto, en el
cuidado de la educación de los refugiados en el mundo”, en un contexto en el
que “es un dato de hecho preocupante que menos del 50% de los niños refugiados
tienen acceso a la escuela primaria".
"Desafortunadamente ese número se reduce al
22% en lo que respecta a los adolescentes refugiados inscriptos en escuelas
secundarias, y a menos del 1% para quienes pueden acceder a una instrucción
universitaria”, lamentó.
“Junto al Servicio Jesuita a Refugiados pongan en
movimiento su misericordia y ayuden a transformar esta situación en el campo
educativo”, los animó, al tiempo que pidió que “recuerden que el amor de Dios
los acompaña en este trabajo y ayuden a transformar sus comunidades en lugares
de bienvenida donde todos los hijos de Dios tengan la oportunidad no sólo de
sobrevivir, sino de crecer, florecer y dar frutos”.
PUBLICADO EL 17/09/2016
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