May, de 59 años y ministra del Interior saliente,
se convertirá en la segunda primera ministra de la historia del Reino Unido
tras la también conservadora Margaret Thatcher, y desde el cargo deberá dirigir
las negociaciones con la Unión Europea (UE) para desconectar al país del bloque
comunitario, que se prevén difíciles y tensas.
Más temprano, durante un acto en Birmingham, señaló
que bajo su mando el partido se pondrá "al servicio de la gente
trabajadora y garantizará que la economía funcione realmente para todos”.
Al anunciar su retirada, Leadsom argumentó que no
creía tener el apoyo suficiente para dirigir un "gobierno fuerte y
estable" y que una campaña de liderazgo de nueve semanas en un
"momento crítico" para el Reino Unido sería "muy
indeseable".
"Theresa May, tiene más de un 60% de apoyo de
los parlamentarios. Ella está en una posición ideal para implementar Brexit en
las mejores condiciones posibles para el pueblo británico y ha prometido que lo
hará", dijo Leadsom.
No obstante, el camino de salida del Reino Unido se
presenta con dificultades, y son muchos los intentos de persuadir al gobierno
británico para que evite una decisión de la que muchos ya quieren volver atrás.
El fin de semana, el gobierno rechazó una petitorio
de varios millones de personas abogando por un segundo referéndum.
Ayer, en un nuevo intento de que sea el Parlamento,
y no el Ejecutivo, el que decida si sale o no del bloque, más de un millar de
abogados británicos firmaron una carta pidiendo al saliente primer ministro,
que establezca una comisión urgente para que informe en el corto plazo, sobre
los beneficios, costos y riesgos que desencadenará ese artículo.
La iniciativa, que ha sido coordinada por abogados
provenientes de Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte, afirma y
documenta que "el referéndum no estableció el umbral necesario para salir
de la UE, comúnmente adoptado en las encuestas de importancia nacional, por
ejemplo, el 60% de los votantes o el 40% del electorado".
En la carta argumentan que el resultado del
referéndum impide considerarlo como vinculante y que sólo debería tomarse como
una recomendación, ya que se ha basado además en la "tergiversación de los
hechos y promesas que no pueden ser cumplidas".
La carta procura persuadir al gobierno británico a
no ejercer las prerrogativas reales y a que permita en cambio que el Parlamento
tome la decisión definitiva.
PUBLICADO EL 12/07/16
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