Un estudio realizado en cooperación con prefectura
demostró "altos niveles" del herbicida -recategorizado como
"probablemente cancerígeno por la OMS"- en los sedimentos acumulados
en la desembocadura de 23 arroyos y cursos que tributan a sus aguas desde el
río Pilcomayo hasta el Luján.
La investigación, que acaba de ser publicada por la
revista internacional "Enviromental Monitoring ad Assessment" y es la
primera de esa escala realizada en cuenca del Paraná, concluyó que se advierten
"altos niveles" de glifosato y su degradación, el metabolito AMPA,
"en los cursos medio y bajo de los afluentes tributarios, de acuerdo con
la agricultura intensiva que se desarrolla en la región".
"Las muestras de los sedimentos del fondo del
río presentaron la mayor concentración de esos componentes, pero las altas
corrientes y la capacidad de disolución del curso principal del Paraná atenúan
la entrada de los afluentes", aunque el metabolito del herbicida fue
detectado también "en el tramo bajo del río".
Uno de los cuatro investigadores del proyecto, el
biólogo Damián Marino, del Centro de Investigaciones del Medio Ambiente (CIMA),
que depende de la Universidad Nacional de La Plata, aseguró que no existe un
parámetro regulatorio de presencia de glifosato en sedimentos que permita
estimar si las cantidades encontradas son excesivas o no, pero el monitoreo
"arranca en la parte superior de la cuenca, con valores no detectables, a concentraciones
de algunos miligramos por kilo en la fase final de la zona de Luján".
Por su parte otra de las autoras del estudio, la
investigadora del Conicet Alicia Ronco, afirmó que "no deberían estar
ingresando concentraciones detectables de glifosato a los cursos de agua,
porque los deterioran".
"El glifosato y su degradación, el AMPA, son
contaminantes, lo que significa que se está contaminando el río debido a las
prácticas agrícolas que dependen del uso de herbicidas", dijo en diálogo
con esta agencia.
La especialista precisó, al igual que Marino, que
esa sustancia se acumula mayoritariamente en los sedimentos del fondo y no en
el agua, y que los afluentes que aportan mayores concentraciones son los
relacionados con zonas de mayor producción de agricultura.
"No existen niveles de referencia para saber
si esas cantidades son significativas cuando se habla de sedimentos. Y en
cuanto a los niveles de referencia en agua, que sí existen, podemos decir que
lo que encontramos encuadra con lo reportado por la literatura nacional e
internacional", dijo sin embargo Marino.
Para el investigador, el trabajo científico
permitió demostrar dos cosas: "por un lado, la movilidad del compuesto
(glifosato y su metabolito) a través de los cuerpos de agua de los arroyos
pampeanos; y por otro que el compuesto llega a la desembocadura de esos arroyos
hacia el Río Paraná", aunque siempre adherido a los "sedimentos del
fondo" porque "en el centro del río no se detecta".
"La única fuente de aplicación del compuesto
al ambiente es el modelo productivo de agricultura intensiva, que usa como base
química al glifosato", dijo.
Por eso, el glifosato encontrado en la cuenca del
Paraná "tiene que ver con la historia de los suelos que, después de las
lluvias, drenan hacia los arroyos", movilizando también materiales como
ese herbicida utilizado en la práctica agrícola, "única fuente de
aplicación del compuesto al ambiente".
El estudio no avanzó sobre el efecto del compuesto
en la vida acuática, ya sea animal o vegetal, pero "hay muchas
publicaciones sobre la relación entre niveles de plaguicidas y efectos
biológicos" que dieron cuenta de "efectos crónicos, como cambios de
talla o de ciclos reproductivos, o agudos, como mortalidad".
Por otro lado, el río Luján resultó ser el afluente
con mayor concentración de glifosato en sedimentos, lo que Marino atribuyó a
diferentes factores.
"Tiene que ver con la naturaleza del arroyo,
con cómo se mueve, con el ciclo de agua que recibe, con cuestiones propias del
ambientes, las prácticas productivas de la zona, la dinámica hídrica del arroyo
o la combinación de estos factores", dijo.
El estudio publicado en Enviromental afirmó que los
resultados obtenidos "proveen información relevante para los programas de
desarrollo ambientales en el Paraná e indican la necesidad de prestar
particular atención a las prácticas de agricultura asociadas al control químico
de pestes en la región".
"Creo que los resultados son preocupantes y
que habrá que tomar nota de ellos y diseñar algún tipo de política, o continuar
con los estudios para ver si los niveles aumentan o bajan", concluyó
Marino.
PUBLICADO EL 22/07/16
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