Los seres humanos son criaturas resistentes, que
trabajan duro. Y probablemente no hay ningún lugar donde eso sea más evidente
que en la pequeña aldea de Oymyakon, Rusia, considerada por la mayoría como el
lugar habitado de forma permanente más frío de la tierra.
Las temperaturas allí promedian alrededor de -58°C
durante los meses de invierno, con el mínimo histórico alcanzando -96,16 °C en
1924.
El aventurero y fotógrafo Amos Chapple
recientemente visitó la aldea, así como Yakutsk, su centro más cercano. Chapple
pasó un total de cinco semanas en la región, documentando la vida cotidiana en
estas duras condiciones, así como las personas que habitan la zona.
Amos Chapple comenzó su viaje en Yakutsk, la
capital de la región de Saja, en el noreste de Rusia, que es considerada la
capital más fría del mundo.
La ciudad de Yakutsk tiene una población de
aproximadamente 300 mil habitantes , y durante el invierno, las temperaturas
medias en torno a los -30°C.
Aún así, Chapple dice que los habitantes de la
ciudad eran una maravilla, "amables, gente de mundo y magníficamente
vestidos".
¿Cómo lidian los locales con el frío extremo?
"El 'Russki chai' o 'té ruso', que es en realidad como llaman al
vodka" contó.
Chapple se alojó en una pequeña casa de huéspedes
en Yakutsk, antes de entablar amistad con la gente y ser invitado a sus casas.
"Traté de cocinar para ellos en agradecimiento, pero es bastante difícil
de armar un plato de nachos en lo profundo de Siberia".
Los efectos de la Guerra Fría se sintieron menos en
estas áreas: los habitantes de Yakutsk son una etnia que no asume del todo la
pertenencia a Rusia y "no siente el orgullo herido por el colapso del
imperio".
Yakutsk es la puerta de entrada a Oymyakon,
considerado por muchos como el pueblo habitado más frío del planeta. Se
necesitan dos días para llegar allí, viajando por un tramo estéril y aislado de
la carretera. Chapple primero tuvo que sumarse a un paseo que lo dejó a mitad
de camino, donde quedó varado durante dos días.
Debido a las bajísimas temperaturas, los
automóviles deben mantenerse funcionando en todo momento y las estaciones de
servicio a lo largo de la ruta permanecen abiertas las 24 horas del día.
"Los empleados de las estaciones de servicio aisladas de la región
trabajan durante dos semanas seguidas y descansan dos semanas".
Chapple quedó varado durante dos días en una
pequeña y aislada casa de huéspedes conocida como "Café Cuba", en el
desierto congelado de los alrededores de la carretera. Sobrevivió a base de
sopa de reno y té caliente, a la espera de otro vehículo que lo recogiera para
terminar el viaje .
"Los chicos que me llevaron me dieron un
extraño trato entre hospitalario y amenazador. Comí sangre de caballo congelada
y macarrones con su familia, antes de ser dejado en Oymyakon", dijo
Chapple. Un monumento de la era comunista, cerca de la entrada de la ciudad,
marca la temperatura récord de -96,16°C, registrada en 1924. La placa dice:
"Oymyakon, el Polo del frío".
Hoy los promedios del pueblo rondan los -50°C en
los meses de invierno. Incluso, en el idioma que se habla en Siberia, Oymyakon
significa "agua no congelada": esto hace referencia a las fuentes
termales del pueblo, que suelen ser visitadas
por pastores de renos.
En el pueblo, Chapple fue sorprendido por los
efectos inmediatos y extremos de las frías temperaturas. "Recuerdo que
sentí como el frío tomaba físicamente mis piernas. La otra sorpresa fue que, de
vez en cuando, mi saliva se congelaba y formaba agujas que me pinchaban los
labios", dijo Chapple. El fotógrafo aseguró que un día completo en aquel
ambiente era "agotador".
Usar una cámara era igualmente difícil: "El
vapor de la respiración era tan espeso como el humo del cigarro, por lo que
tenía que contener el aire cada vez que tomaba una foto". Enfocar la lente
de la cámara requería mucho trabajo y el frío afectaba su funcionamiento.
El suelo completamente congelado de la zona hace
imposible que el agua corra por las tuberías en las casas del pueblo. En su
lugar, se deben utilizar baños exteriores: correr hacia ellos es una tortura.
Los funerales también son difíciles en Oymyakon,
debido al suelo congelado. Antes de los entierros, se encienden fogatas para
calentar el suelo.
Chapple esperaba que los habitantes del pueblo
estuvieran emocionados de conocer a los recién llegados. Sin embargo, era
difícil conocer gente: "Las únicas personas afuera andaban rápido y hasta
con sus caras tapadas, o estaban borrachos buscando problemas".
El trabajo de Chapple también informa sobre los
hábitos alimenticios de sus habitantes. Gran parte de lo que comen es pescado
crudo congelado, como el salmón y pescado blanco, o incluso hígado de caballo.
Mayormente, sin embargo, sobreviven de la sopa de carne.
Los residentes del pueblo se identifican
fuertemente con su entorno y la historia: pertenecen a la etnia de los Yakutos.
Chapple contó que los "roles de los habitantes son en gran parte iguales
que en cualquier otro lugar, pero con un ojo constante en el termómetro: por
debajo de -50°C todo empieza a cerrar.
Lo creas o no, cuando el verano finalmente llega a
la zona, las temperaturas suelen ser bastante moderadas. El récord en la zona
es de casi 36°C. Sin embargo, el verano es de corta duración y los brutales
meses de invierno se prolongan durante lo que parece una eternidad.
PUBLICADO EL 22/07/16
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