La Cámara Federal de Casación Penal ratificó
las penas de 20 años de prisión impuestas a Valentín Temes Coto, 15 para Nelson
Hinricksen y 13 para Claudio Maidana, por el contrabando de más de 3 toneladas
de cocaína, ocultas en cajones de manzanas. Además quedó firme el decomiso del
galpón ubicado en Allen.
La Sala II de la Cámara Federal de Casación
Penal, rechazó los recursos de casación de las defensas y confirmó las condenas
impuestas por el Tribunal Oral en lo Penal Económico nº 3, por el delito de
contrabando agravado por tratarse de estupefacientes, destinados a su
comercialización en el exterior y por la participación de tres personas en
calidad de coautores. Además quedó firme el decomiso del galpón ubicado en
Allen, provincia de Río Negro, donde se acondicionaba la droga.
La causa
La causa se inició en el 2010 cuando la
Dirección General de Aduanas interceptó en el puerto de Buenos Aires un
embarque con 1647 kg. de cocaína disimulados en cajones de manzanas. Luego,
otro embarque que había partido días antes a España fue interceptado en la
costa de Brasil –Santos- y allí se encontraron 1722 kg. más de la misma
sustancia. Las cajas de manzanas estaban rotuladas bajo la marca BRISA,
propiedad de la firma Cobeccar SA., cuyo dueño era Valentín Temes Coto, y eran
exportadas a través de Frutol SRL., representada por Nelson Hinricksen y
Claudio Maidana.
El caso se dio a conocer con el nombre de
“manzanas blancas” debido a que los ladrillos de cocaína estaban ocultos en las
cajas de manzanas, con destino final a las ciudades de Vigo y Barcelona en
España. Las cargas estaban distribuidas en dos contenedores y en total había
3.369 kilogramos de cocaína. Se utilizaba como pantalla la exportación de fruta
que realizaba Temes Coto a través de sus empresas. Mientras, del otro lado del
océano -en España-, otro grupo de empresas vinculadas con su primo David Temes
Arnosi se ocupaba de recibir el cargamento.
La operación fue desbaratada en el puerto de
Buenos Aires, a raíz del escaneo de uno de los contenedores, que mostró una
imagen sospechosa. El otro contenedor ya había comenzado el viaje. La actuación
de los funcionarios de la Dirección General de Aduanas permitió su detención y
control en el puerto de Santos en Brasil.
La Sala II hizo alusión a que, en paralelo, en
España se desarrollaba una investigación que permitió descubrir los lazos
internacionales de la organización, develando escuchas telefónicas entre
Valentín Temes Coto y su primo David Temes Arnosi. En esas comunicaciones Temes
Coto advierte a su primo sobre el descubrimiento del cargamento, publica el
CIJ.
El juez Alejandro Slokar, quien lideró el
acuerdo, enfatizó que en “el proceso se tuvo por acreditado que de un lado a
otro del océano, mediante logística, tecnología, transacciones financieras,
servicios jurídicos, etc. se procuraron burlar los controles aduaneros
estatales para distribuir y comercializar por el viejo continente un volumen
enorme de clorhidrato de cocaína (más de 3 toneladas ocultas en cajas de
manzanas, distribuidas en paquetes con la imagen del ‘Pato Donald’), de la
máxima pureza (más de 70%), con siderales valores económicos estimados por el
tribunal de juicio (más de 114 millones de Euros), mas -a no dudarlo- con
también perjudiciales consecuencias sanitarias y sociales (alrededor de más 50
millones de dosis)”.
Esto llevó al juez a considerar que “no puede
soslayarse que se trata de una estructura organizativa delincuencial que se
desarrolla al amparo de la llamada ‘globalización criminal’, anomalía
planetaria que potencia la mundialización de tráficos ilícitos (no sólo de
drogas, sino de personas, armas, órganos, especies protegidas, residuos
tóxicos), sin límites ni fronteras y con consecuencias lucrativas millonarias”.
Finalmente, informa el CIJ, en la sentencia se subrayó que “el eficaz
rastreo y la oportuna pesquisa de autoridades de múltiples países -en este
medio, la AFIP-DGA- supo conjurar una hipótesis de contrabando de escala, fruto
de una colaboración transfronteriza indispensable, habida cuenta que un
problema global sólo puede ser afrontado desde intervenciones globales. […] En
definitiva, una red global de contrabando, con sus ingresos millonarios y
efectos poderosos, provoca un enorme impacto en las relaciones internacionales,
las estrategias de desarrollo, el desenvolvimiento de las instituciones
democráticas y, en definitiva, el bienestar y la pacífica convivencia de los
ciudadanos”.