“El ex boxeador, Fabio ‘Pucará’ Vidal me noqueó
de dos trompadas y su hijo (el púgil Javier Vidal) le tiró una patada en la panza a mi pareja, que cursa un embarazo
de alto riesgo”, denunció Matías Calio. Las agresiones de estos enajenados
sucedió el domingo en Plaza San Martín, cuando la joven pareja paseaba en el
lugar. Ahora temen represalias por parte de estos ‘deportistas’.
De acuerdo con sus dichos, al llegar a la
plaza, su hermano se sentó en un banco y ellos fueron por el cono de papas
fritas. Mientras el menor los esperaba, un joven que pasaba por allí, alto,
flaco y de musculatura muy marcada, a quien reconocieron como Javier, lo
increpó diciendo: "¿Qué me mirás, gordo pelotudo, tenés algún
problema?".
Matías denunció que su hermano menor le dijo
que no, que no lo conocía, a lo que el joven denunciado le respondió haciendo
alarde de su descendencia: "Ah, no sabés quién soy. Soy el hijo de Pucará
Vidal, el boxeador".
El menor, a su vez, le retrucó diciendo que él
era hijo del Turco, el hombre que tiene un puesto de cerezas en Rivadavia y
Pacheco. Y lo que le contestó elevó el tono del Pucará hijo, quien también se
dedica al pugilato: "Así que sos vivo, ahora llamo a mi viejo", quien
no se hizo esperar y apareció en la escena junto a otras personas.
Al ver que su hermano estaba en problemas,
Matías y su señora se acercaron al lugar y fueron recibidos a los golpes.
"Pucará padre me noqueó de dos trompadas y cuando me quiero parar veo la
patada del hijo", declaró Matías.
La patada fue de lleno al vientre de su esposa,
quien cursa un embarazo de cinco meses y es discapacitada, a causa de una
enfermedad llamada Lupus, que afecta sus huesos y órganos, como el riñón y los
pulmones.
Pudieron parar la pelea porque una persona alejó
a los Vidal, lo que le dio tiempo a Matías para retirarse del lugar con su
mujer golpeada y su hermano, quien, a pesar de ser el blanco inicial, salió
ileso de la agresión.
Se dirigieron hasta la Comisaría 4ª, donde
realizaron la denuncia correspondiente y luego, cuando volvían a su casa, la
mujer se desmayó en la esquina de Fernández Oro y Mengelle. "Se
desvaneció", aseveró el denunciante. Entonces acudió la Policía y una
ambulancia, que trasladó a la embarazada al hospital local.
Allí la revisaron y pudo irse a su casa, y ayer
tuvo que volver para hacer controles más exhaustivos. "El bebé está tenso,
arrollado en su vientre, pero aparentemente está bien", expresó Matías.
Vicente Calio, suegro de Erika (20), detalló
que tiene que hacerse una ecografía cada 24 horas para ver si la criatura
evoluciona bien durante esta semana.
"Rogale a Dios, a la Virgen y a todos los
santos que no le pase nada a mi nieto porque te mato, como que me llamo
Calio", recordó que le dijo a Pucará padre en la comisaría.
¿Todo por un cruce de miradas?!
Para la familia Calio, la agresión no puede
atribuirse a una menudencia como mirarse en la calle. En todo caso, asocian el
episodio a la conducta de los Pucará. "Son gente problemática. Se
catalogan pesados, boxindangas, y se creen que por eso pueden llevarse el mundo
por delante", sostuvo el puestero Vicente Calio.
Además, aseguró que sus familias no se conocían
ni habían tenido problemas antes; y consideró que, más allá de la situación
particular que les tocó vivir, ser boxeador "no te da derecho a pegarle a
nadie, sea gordo, flaco, negro o blanco". Confesó que él porta un facón,
porque se viste de gaucho, pero aseguró que de ninguna manera utilizaría el
cuchillo para "pincharle la panza a alguien".
"¿Qué clase de sentimientos tiene una
persona que le pega a una mujer embarazada? Si no hay nada que merezca más
respeto", concluyó el hombre.
Matías y su mujer Erika tienen miedo de que su
bebé en camino sufra secuelas; y temen, además, sufrir represalias. fuente LM Cipolletti.
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