Otro homicidio sacudió a esta ciudad en menos de 24 horas. Ayer un conocido vecino de la zona norte fue hallado muerto dentro de su casa, maniatado, golpeado y con un cinto que le sujetaba una almohada al rostro. El sábado, un trabajador rural fue ultimado en la zona de chacras, cuando un productor lo confundió con un ladrón y disparó.
A media mañana, cuando una de las hijas de Basilio Kovalow (83) llegó a la casa de su padre, ubicada detrás del Polideportivo Municipal sobre la calle Islas Malvinas, la mujer notó que algo extraño sucedía porque la puerta principal se encontraba abierta. Entonces ingresó y al llegar a la habitación se encontró con la dramática escena. A un costado de la cama yacía el cuerpo sin vida de Kovalow. Estaba atado de pies y manos y tenía sobre el rostro una almohada con un cinto. "Lo mataron como a un perro", repetía la mujer mientras sus familiares intentaban consolarla. Más tarde fueron llegando los demás hijos de la víctima, consternados por lo sucedido.
Efectivos de la Unidad 33 junto al personal de Criminalística trabajaron en el lugar y recabaron algunos testimonios. La fiscal adjunta de la Fiscalía Descentralizada de Allen, Laura Olea, junto a su par de Roca Teresa Giuffrida, fueron las primeras funcionarias judiciales en llegar a la escena del crimen para impartir directivas.
Una fuente ligada a la investigación indicó que Kovalow había sido atado con cordones y sábanas. Además de la almohada que lo asfixiaba, también lo habían amordazado con un trapo y presentaba marcas de un fuerte golpe en la boca y la nariz.
"Era un buen hombre que no molestaba a nadie. No puedo creer cómo lo mataron. En otras oportunidades le habían querido entrar a robar", señaló un vecino que ayer al mediodía se acercó hasta la casa de Kovalow.
Uno de los primeros datos que tuvo la policía para orientar la investigación provino de los hijos, quienes habrían señalado a algunas mujeres que frecuentaban la casa y mencionaron que el hombre habría tenido recientemente problemas con un inquilino. Kovalow vivía de alquilar el salón de una bar, un galpón donde funciona un taller y un par de departamentos.
Luego de varias horas de pesquisa los investigadores secuestraron varios elementos y detectaron una huella de una zapatilla en la puerta de la casa, lo que indicaría que el o los asesinos la patearon para ingresar por la fuerza a la vivienda del barrio Norte. Los canes de rastreo de la Policía también arrojaron algunas pistas. La primera parada que hicieron fue en el sector de los departamentos que alquilaba Kovalow, a unos metros de su casa, aunque después siguieron el rastreo en dirección al barrio Albisu.
El móvil del homicidio para consumar el robo era el que hasta ayer tenía más fuerza, aunque no se descartaban otras hipótesis. "Adentro se encontró todo revuelto, había mucho desorden", indicó una fuente del caso.
Kovalow había sido transportista y comerciante. La empresa de colectivos Ko:Ko tuvo que ver con él, pues surgió de una sociedad que luego se disolvió con la familia Kopprio. La coincidencia inicial de los apellidos fue la que dio el nombre a la empresa.(Río Negro)
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