Años atrás, Leandro Pistagnesi capturó la
primera carpa cuando pescaba con mosca en el río. “El pez peleó con bravura”, cuenta Pistagnesi y
cuando logró sacarlo a la superficie quedó pasmado: "¿Qué es esto?", se
preguntó mientras le quitaba el anzuelo. Ahora, lograron un exquisito producto
que ya comercializan, el lomo ahumando de carpa patagónica, y además han
experimentado platos con diferentes recetas.
Dos emprendedores de Allen pescan carpas
y aprovechan al máximo cada parte de este depreciado pez invasor. Lograron un
exquisito producto que ya comercializan, el lomo ahumando de carpa patagónica,
y además han experimentado platos con diferentes recetas. Con las colas,
cabezas y agallas elaboran alimento balanceado para animales y ahora
encontraron la manera de curtir la piel de los pescados para utilizarla en
artesanías.
Hace algunos años Leandro Pistagnesi
capturó la primera carpa cuando pescaba con mosca en el río Negro. El pez
-recuerda- peleó con bravura y cuando logró sacarlo a la superficie quedó
pasmado. "¿Qué es esto?", se preguntó mientras le quitaba el anzuelo
ensartado. La inquietud llevó a Leandro a investigar sobre las características
de las carpas y las propiedades de la carne y a la vez fue perfeccionando la
manera de capturarlas.
La incursión en diferentes formas de
preparar las carpas, para luego llevarlas a la mesa de los alimentos de su
familia y compartirlas con amigos, fue todo un desafío. Tuvo que lidiar contra
la mala prensa que -asegura- tiene esta especie invasora. "Esa mala prensa
es por desinformación, porque no se sabe cómo desangrarla, trabajarla y hacerle
un pequeño proceso para que se pueda comer", expresa Leandro.
Después, nos ofrece un filete de carpa
rebosado en papas ralladas y frito en manteca, acompañado por una tentadora
salsa y antes de probar el primer bocado surge la pregunta que él escuchó una y
mil veces: "¿Tiene gusto a barro?". Leandro lanza un "no"
rotundo. El plato, preparado con una receta del chef Gandul Del Brío, tiene muy
buen sabor. La carne es firme y el filete abundante. "No hay nada que
enmascare el sabor de la carpa", insiste.
Una degustación más ubica a la carpa en
un lugar que el paladar no imagina. Leandro destapa un frasco del producto
emblema que logró su emprendimiento y la sorpresa vuelve a derribar los
prejuicios gustativos. Se trata del lomo de carpa patagónica ahumado, que nada
tiene que envidiarle a otros envasados de este tipo.
"Me atrajo mucho la cantidad de
peces que había en el río. Fui leyendo distintas informaciones del mundo en los
que se realizan criaderos de carpas. En Alemania, por ejemplo, uno de los
platos navideños es la Carpa asada. Y me dije por qué no trabajarlas si las tenemos
acá y la idea fue darle valor a este recurso depreciado".
"Buscamos darle un uso integral a la
carpa", explica Leandro, quien comparte el emprendimiento con su amigo
Fernando Hernández. Los dos salen casi todos los días a navegar por el río
Negro en busca de las carpas. Con calor o con frío, de noche o de día, la pesca
deja de ser un hobby y se transforma en una tarea que implica una cuota
importante de sacrificio. Para pescar utilizan tanza Nº 60 y anzuelos Nº 6. Las
piezas capturadas tienen un promedio de 6 kilos y no es nada fácil sacarlas del
agua. La de mayor peso que pescaron marcó en la balanza 16 kilos.
Además de aprovechar los filetes y los
lomos, con las vísceras hacen abono para la plantas y con las agallas, la
cabeza y la cola de los pescados han elaborado alimento balanceado para
animales domésticos y de granja.
El último descubrimiento de los
emprendedores fue sobre el cuero de las carpas. "Encontramos la manera de
curtir los cueros y mi mujer está empezando a diseñar sandalias. Es muy firme y
es bastante similar al del yacaré", asegura.
Con un espaldarazo de la universidad y
del municipio
El Concejo Deliberante de Allen le cedió
al emprendimiento Carpa Patagónica, un predio en la zona de la costa oeste. En
ese lugar Leandro y Fernando planifican un ambicioso proyecto que buscará
potenciar el desarrollo productivo que iniciaron hace ya cuatro años.
"El proyecto está orientado a hacer
una planta modelo para poder trabajar todos los productos. Hoy tenemos un lugar
habilitado pero es prestado y queda a trasmano de la salida del agua. En este
predio la idea es construir piletas para tener los peces vivos y programar una
faena durante el año", señala Leandro.
Actualmente los emprendedores apuntan a
comercializar los productos de carpa en el mercado local y el regional. En los
comienzos -agrega Leandro- el mercado local fue reticente por la desinformación
que existe sobre la Carpa pero con el paso del tiempo la aceptación a los
productos ha ido cambiando. Inclusive en una casa local de sándwiches de miga
hay una variedad de Carpa ahumada.
La Universidad Nacional del Comahue,
junto al municipio, han apoyado el proyecto. La conformación del grupo
Emprendedores Rurales de Allen (ERA), de la mano de la UNC, hizo que ese
espacio se transforme en un ámbito de intercambio de ideas y de
perfeccionamiento de los productos. "Queremos que el ERA siga creciendo y
trascender las fronteras junto a este grupo", asegura. Fuente Río Negro
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