Si la Argentina no alcanza un acuerdo con
los fondos buitre, los distintos actores económicos (familias, inversores,
empresas y provincias) se preparan para atravesar meses más complicados, según
relevan los especialistas, aunque no
todos lo sufrirán por igual.
Familias
Para Mariano Otálora, director de la
Escuela de Economía de Finanzas Personales, un default no provocaría cambios
repentinos en los hogares argentinos, pero con el paso del tiempo se agravarían
algunos aspectos de las finanzas. “Ya vemos una caída en la demanda de créditos
y una baja en los depósitos a plazo fijo en pesos, lo que indica que ese dinero
está siendo retirado para afrontar gastos y llegar a fin de mes, o a la compra
de dólar ahorro”, apuntó.
Otálora remarcó que “hoy la gente ahorra
menos, hay más cautela e incertidumbre” en las familias con medianos ingresos,
mientras que las que cuentan con ahorros dolarizados “buscan comprar terrenos
en pesos, o propiedades, mientras que los de menores recursos se van al dólar”.
Inversores
Luis Palma Cané, director de Fimades,
recuerda que hasta el momento “la inversión interna directa ya está frenada, lo
único que se observa es una reinversión de utilidades que son resultado de las
restricciones para girar divisas al exterior”, por lo que caer en ese escenario
haría que sólo sigan llegando capitales especulativos de corto plazo. En la
Bolsa, estimó Palma Cané, los inversores van a ir en la búsqueda de activos en
dólares que puedan ser comprados con pesos.
Provincias
Las administraciones del interior serían
las más afectadas, según los analistas. De acuerdo con José Vargas, director de
la consultora EvaluEcon, las provincias archivaron los pedidos de colocación de
deuda en dólares y se encuentran con la dificultad de que el poco espacio para
financiamiento en pesos queda para la Nación.
“En materia de endeudamiento, el daño ya
está hecho porque de una tasa esperada de 9% –según los sondeos que se hicieron
en Buenos Aires, Mendoza y Neuquén– en la actualidad el costo de emitir sería
de entre 13 y 14%”, destacó Vargas.
Bajo un escenario de default, en
EvaluEcon estiman una caída del PBI de entre 1% y 1,5%, mientras que el efecto
se haría sentir con más fuerza en el Producto Bruto Geográfico –referido a las
provincias–, que podría llegar a caer hasta un 3% en 2014.
La recaudación también preocupa. Si bien
en términos interanuales todavía se registra un crecimiento, los datos
intermensuales “muestran una tendencia negativa a partir de abril por tres
motivos centrales: la caída del nivel de actividad, la repentina baja del
precio de la soja y la menor coparticipación, detalló Vargas.
Empresas
“Las empresas más grandes endeudadas en
dólares con vencimientos en estos meses son las más perjudicadas”, explica
Camilo Tiscornia, de C&T Asociados, que resalta que cualquier empresa
importadora va a tener problemas con su casa matriz.
En lo que se refiere a las compañías de
menor tamaño, Matías Belacín, del área de Análisis e Investigación de la
Fundación Observatorio PyME, señaló que si bien las compañías industriales no
son firmas que se encuentren con elevados niveles de apalancamiento ni sean
grandes tomadores de deuda, un default llevaría al Gobierno a un mayor nivel de
emisión monetaria, lo que impactaría en el salario real y la actividad.
Fortuna/Perfil.
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