Ayer se vivió una situación
cargada de nervios y extrema tensión en las puertas del Casino del Río, en
Cipolletti. Una mujer, recientemente despedida de la empresa, se encadenó en el
ingreso principal, mientras que su marido permaneció fuera del predio, en el
interior de su auto, con explosivos en su poder y un arma de fabricación casera
que habría hecho detonar para intimidar a sus interlocutores.
Exigían la inmediata reincorporación
de la señora, llamada Graciela Mazín o, en su defecto, una justa indemnización.
Su marido, Víctor Romero, había trabajado para la empresa, pero su
desvinculación -también algo tortuosa- había tenido lugar hace más de un año.
"Tengo una granada y una
bomba casera. Yo no voy a dudar”, amenazaba el hombre desde el interior de su
vehículo.
Según Mazín, lo de ayer fue el
desenlace de un conflicto del cual ella asegura ser la única víctima. La mujer
contó que venía siendo acosada laboralmente por un encargado de maestranza,
hecho que denunció debidamente. Sin embargo, unos días después, desde la
empresa le comunicaron su despido. Llevaba 5 años y 2 meses desempeñándose en
el lugar.
Ante esta situación y el silencio
del gremio -entidad que según la mujer “arregla acuerdos por debajo de la
mesa”- es que resolvió apersonarse junto con su marido, fuertemente armados, a
las puertas del salón de juegos de azar.
Amenaza
En un principio se creyó que se
trataba solo de una colorida protesta, ya que el auto en el que llegaron, un
Chevrolet Corsa color negro, había sido empapelado con carteles en los que
exponían la situación y pedían la inmediata intervención de la Secretaría de
Trabajo de la provincia.
Sin embargo, un grupo de testigos
que se encontraba en el lugar desde el primer minuto aseguró que el hombre, al
no recibir la atención deseada, disparó un arma que resultó ser una tumbera.
Alertados por el incidente,
minutos más tarde arribaron efectivos de distintas comisarías de Cipolletti, el
Cuerpo de Operaciones Especiales y Rescate (COER) y Bomberos Voluntarios.
Luego lo hicieron autoridades
judiciales encabezadas por el magistrado Gustavo Herrera y los fiscales José Rodríguez Chazarreta y Alejandro Silva.
También se hizo presente la delegada local de Trabajo, Romero. Luego se inició
una intensa negociación con la mujer despedida que finalmente llegó a buen
puerto. Según trascendió, la empresa se habría comprometido a pagar $100.000 a
modo de indemnización.
La trabajadora depuso su actitud,
pero mucho tuvo que insistir a su marido para que actuara de igual forma.
Finalmente, pasadas las 17, se bajó del auto y fue detenido por el COER.
Rodríguez Chazarreta explicó que su detención se debió a que “incurrió en un
delito”.
Especialistas en explosivos constataron la presencia de un arma de fuego
casera y de un aparato improvisado con un matafuego. Fuente La Mañana de
Neuquén.